viernes, noviembre 15, 2024
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Sociedades divididas y enfrentadas

El ciclo populista neocomunista que hace ya dos décadas se asentó en Latinoamérica por el influjo del nefasto “chavismo”, se va extendiendo cual una pústula cancerosa por el cuerpo social de los pueblos indoamericanos, tanto que amenaza la paz, el desarrollo y, fundamentalmente, las libertades democráticas, que habían sido conseguidas tras una sacrificada lucha de muchos que padecieron los rigores de las dictaduras castrenses que respondían a la “guerra fría” entre las dos superpotencias ideológicas que estuvieron en pugna, hasta el derrumbe estrepitoso de la ex Unión Soviética y los países bajo su control.
La democracia conquistada por el pueblo, está siendo manipulada para instalar en el poder a los populistas-neo comunistas, que por definición principista son antidemocráticos, pero que hábilmente disfrazan sus regímenes con vestiduras y discursos a favor de los pobres, los oprimidos, cuando en verdad son los populistas de esta hora, los que destruyen a los pueblos que caen bajo su férula, cercenándoles las libertades y sometiéndolos a la dictadura y la pobreza.
Con estos regímenes, los discursos falsos de la igualdad resultan en una igualdad en la pobreza, pues hace pobres a todos, con excepción, como no podía ser de otra manera, de los grupos oligárquicos encaramados en el poder político, que con base en la corrupción, salen de la pobreza y declaran: “ya no somos pobres”.
El cuadro que describimos, con ejemplos en varios países, algunos de ellos sometidos a brutales y largas dictaduras con pretensiones de ser “de por vida”, debe llevarnos a una reflexión patriótica: ¿queremos vivir sometidos y sin libertades?
Uno de los medios de los regímenes populistas para mantenerse en el poder, es el de dividir a la sociedad y fomentar el enfrentamiento, de tal suerte que con el pretexto de la conspiración y desestabilización de las fuerzas democráticas, imponen la dictadura, para ello es válido el discurso de la pobreza, el indigenismo, el imperialismo, etc., lo importante para estos grupos es el poder por el poder y su disfrute, no importa el resultado desastroso de sus gestiones, se mantienen por la fuerza, la persecución y represión al pensamiento libre.
Estos regímenes han encontrado unos aliados en Asia, en los regímenes dictatoriales de Rusia, China, Irán y otros, que con la bandera del “anti occidentalismo” desatan guerras, como la de Ucrania, masacran a su pueblo como en Irán, donde han matado a 400 personas que protestan en búsqueda de libertad, con el argumento de que éstos se levantaron contra Dios, como si ellos fueran divinos, en fin, el mundo dividido entre democracia y tiranía.
La reciente caída del poder del que fuera presidente del Perú, el profesor rural Pedro Castillo, que en el ejercicio del poder, demostró sus grandes limitaciones en formación y experiencia, y que intentó dar un golpe de Estado, cerrando el Congreso e imponiendo un “estado de excepción” con “toque de queda”, anunciando tomar el Órgano Judicial, la Fiscalía y otras instituciones estatales, que le endilgaron actos de corrupción, es una muestra del fracaso populista. El intento antidemocrático no tuvo éxito debido a que las Fuerzas Armadas del Perú, le negaron ser instrumentadas para la dictadura.
El profesor rural con pretensiones de autócrata, basó su accionar político en los saldos de la organización terrorista “Sendero Luminoso”, que ensangrentó la sociedad peruana con miles de muertos, víctimas del terrorismo. Esta corriente estuvo trabajando en los pueblos apartados, con el discurso indigenista-clasista, y son precisamente esos grupos que hoy, convulsionan el Perú, en apoyo de Castillo, parece más por una identificación étnico-cultural, pues no se puede convenir que reclamen por un “golpista” e “inepto” gobernante. Lo que parece ser, es que el discurso racista que predicaron los casuales socialistas-populistas-indigenistas bolivianos, ha atravesado la frontera.
El respaldo de los gobiernos populistas de México, Argentina, Colombia y Bolivia a Castillo, en una abierta “intromisión en los asuntos internos de un país”, que vulnera principios de Derecho Internacional, es una muestra de la división ideológica en nuestra América.
En nuestro país persiste el discurso de odio, confrontación y división desde el gobierno, la persecución política-judicial y la total ausencia de justicia, que con un Órgano Judicial sometido, es un instrumento de persecución, cuando debería ser un órgano que garantice las libertades y derechos de los ciudadanos, ante los excesos del poder.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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