domingo, julio 7, 2024
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Errores políticos por los que se paga caro… a llorar al río

La aprehensión y detención por cuatro meses del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, recientemente por el caso “golpe de Estado I”, que para algunos es un secuestro y para otros totalmente legal, nuevamente pone en un enfrentamiento infernal al gobierno central (occidente) y la región cruceña (oriente), lo que tendrá consecuencias fatales a nivel político, económico y social para el país.
Hace tiempo en una columna de opinión dije que el país tuvo la buena oportunidad, en las elecciones generales pasadas de octubre del 2020, de poner un alto definitivo a que el Movimiento Al Socialismo (MAS) siga gobernando. Esa lucha de 21 días, entre octubre y noviembre de 2019, que tuvo como protagonista principal a una gran mayoría del pueblo boliviano, para que Evo Morales y Álvaro García Linera renuncien a sus cargos de presidente y vicepresidente, respectivamente, para que luego huyan al exterior, no supo ser asimilada por los falsos opositores de ese entonces, como fueron la expresidenta transitoria Jeanine Añez, el propio Luis Fernando Camacho, Carlos Mesa, Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga, entre otros.
Fueron tan sordos al pedido de esa gran mayoría, para que vayan en un solo bloque y derroquen al masismo mediante las urnas en ese entonces, para que después de verdad vivamos en democracia y no sigamos bajo el autoritarismo del Socialismo del Siglo XXI, llegando a desperdiciar esa gran oportunidad que, quién sabe, nunca más se nos presentará y con consecuencias que la primera autoridad política de Santa Cruz ya lo está empezando a sentir en carne propia.
Esos falsos opositores que de vez en cuando aparecen ante los medios de comunicación social, hechos los verdaderos opositores, tendrán que cargar en sus conciencias, si las tienen, haber devuelto al MAS en bandeja de oro el poder. Los errores, en este caso políticos, se los paga muy caro… ahora a llorar al río.
Qué distinto hubiese sido, si hace más de dos años esos mal llamados opositores habrían trabajado políticamente, oyendo al pueblo que les pedía a gritos: “únanse en un solo bloque” y que “no vayan por separado”. Hicieron todo lo contrario, cada uno ya se daba por seguro ganador, hechos los grandes líderes y, en otras palabras, se limpiaron la boca antes de comer.
Gracias a esos falsos opositores ahora el país está como está. Y lo más irónico es que ellos en esta coyuntura política se andan quejando de que son víctimas de persecución política, cuando en el fondo sabían que sí volvía el MAS al poder, volvería con todo para arrinconarlos y hacer de la Patria lo que le venga en gana.
Lo más seguro es que el gobernador cruceño correrá la misma suerte de Jeanine Añez y Marco Antonio Pumari, quienes se encuentran detenidos hace bastante tiempo en distintos centros penitenciarios, acusados de ser partícipes directos del mismo caso “golpe de Estado I”. En otras palabras, Santa Cruz ya tiene que ir viendo la sucesión constitucional autonómica de su subgobernador al cargo de gobernador.
La aprehensión y detención de Camacho de manera indirecta lanza mensajes hacia adentro del propio masismo, en el sentido de que el presidente Arce Catacora, les dice a sus detractores del ala dura Evista de que no hizo pacto con la derecha y que gobernará el país con mano dura. También va dirigido a todo el país y en especial para quienes a título de federalismo quieren activar el separatismo o desmembración territorial de la Patria.
Otro mensaje subliminal es que el occidente sigue teniendo más peso político que el oriente, a pesar de que esta última región tenga mayor peso económico. Santa Cruz bien sabe que a lo largo de la historia de Bolivia tuvo contados presidentes (Velasco, Busch y Banzer), quienes no pudieron arrebatar, durante sus gestiones presidenciales, ese dominio político que todavía ostenta la parte occidental del país.
Más allá de lo sucedido con el caso del gobernador cruceño Camacho, nuevamente entrará en disputa el tema del regionalismo entre oriente y occidente. El punto central de esto es que Santa Cruz ya no quiere ser solo el centro económico, sino el centro político de la nación y no por algo va agitando las banderas del federalismo. Para lograr eso tiene que surgir un verdadero líder cruceño, para que conquiste y convenza a toda Bolivia de que se puede gobernar desde el llano. Mientras tanto, las importantes decisiones políticas seguirán saliendo desde los Andes.

El autor es Comunicador Social.

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