El gobierno de Luis Arce tuvo el segundo “boom” de precios más altos del gas en la historia en Bolivia, comparable sólo con los primeros años de la gestión de Evo Morales. Hasta octubre del 2022 el precio de cada tn de gas (la medida que usa el INE) llegó a 453 dólares, pero no aprovechó esta coyuntura por la caída de la producción en los megacampos.
“Si miramos los precios de las exportaciones de gas, L. Arce tuvo el segundo boom de precios más alto de la historia en #Bolivia, comparable sólo con los primeros años del gobierno de Evo Morales. Hasta oct/22 el precio de cada tn. de gas (la medida que usa el INE) llegó a 453 $us”, escribió en su twitter el economista y ex director del Banco Central de Bolivia (BCB), Gabriel Espinoza.
El precio del crudo en 2022 estuvo en promedio en 80 dólares el barril, y en algunos mees subió más de 100 dólares, lo que favoreció al valor del gas natural que vende Bolivia a Brasil y Argentina, cuyo país pagó alrededor de 20 dólares el millón de BTU.
Bolivia tomó la decisión de aprovechar el mayor valor del gas y enviar más gas a la Argentina en desmedro de Brasil, y las autoridades del sector de hidrocarburos la calificaron de una jugada inteligente.
PRODUCCIÓN
En 2013 y 2014 el precio del crudo osciló entre 90 a más de 100 dólares el barril, lo que favoreció al país con el valor del gas que se enviaba a los mercados vecinos, y las recaudaciones llegaron a más de 6.000 millones de dólares, a comparación de 2022, que cayó casi en un 50%, debido a que la facturación apenas logró pasar los 3.000 millones.
La situación de acuerdo a economistas y entendidos en la materia, se debe a que la producción de gas cayó y no se envió la misma cantidad de los años del boom del precio del crudo en los años de mayor auge económico en la gestión de Morales.
En 2013 la producción de gas alcanzó a 62 millones de metros cúbicos día (MMmcd), y los años posteriores empezó el declive, y bajar hasta los 42 MMmcd en 2022, y ni qué decir de las reservas, que cada están menos, pues se desconoce el dato, debido a que no es prioridad para las autoridades del sector de hidrocarburos.