domingo, julio 7, 2024
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Restos mortales de Benedicto XVI ya reposan en las grutas vaticanas

Los restos mortales de Benedicto XVI ya fueron trasladados hasta las grutas vaticanas, en la que fue la tumba de Juan Pablo II y también de Juan XXIII.
El cuerpo del papa emérito descansa en un ataúd triple, el primero elaborado con madera de ciprés, el segundo de zinc y el tercero de roble, junto con algunos objetos personales, como las medallas acuñadas durante su pontificado o un pergamino con los hechos más destacados de su vida como la lucha contra los abusos sexuales.
La cripta donde está enterrado Papa Ratzinger fue la tumba de Juan Pablo II hasta su beatificación en 2011, cuando fue trasladado a la capilla de san Sebastián en la superficie de la basílica de san Pedro. Anteriormente, también fue la tumba que usó Juan XXIII hasta su beatificación en el año 2000.
Según informó la oficina de prensa de la Santa Sede, el rito privado por el que el primero de los féretros fue introducido en los otros dos y sellado, en el que solo estaban presentes su secretario personal, Georg Ganswein, y las cuatro Memores Domini, las religiosas del movimiento Comunión y Liberación que le atendieron estos últimos años de vida y no había cámaras ni periodistas el cual duró cerca de una hora y cincuenta minutos.
En concreto un grupo de doce sediarios, los antiguos portadores de la Silla Gestatoria de los Papas, le introdujeron nuevamente en la basílica de San Pedro y a las 12,38 horas se anunció que ya había concluido la sepultura.
Francisco rezó unos segundos ante el ataúd de Benedicto XVI y luego se acercó hasta las grutas vaticanas para darle el último adiós.
Fue quizás el momento de mayor silencio y contrición en una colmada Plaza de San Pedro en el Vaticano. Fue cuando un grupo de doce guardias , vestidos de negro y camisa, moño y guantes blancos, llevaron lentamente y con paso marcial frente al papa Francisco el féretro de madera y zinc en cuyo interior yacían los restos de Benedicto XVI, quien murió el pasado sábado 31 de diciembre.
Allí, cuando el cortejo se detuvo frente al actual pontífice, Francisco se incorporó de su silla de ruedas, se persignó, inclinó su cabeza y posó su mano derecha sobre la superficie de ciprés que reviste el sencillo ataúd. De esta forma, dio comienzo a la despedida final de Joseph Ratzinger, el obispo alemán de 95 años.
El papa Francisco destacó la “sabiduría, delicadeza y entrega” que Benedicto XVI supo esparcir a lo largo de los años en la homilía de la misa funeral por el pontífice emérito que celebró ayer ante decenas de miles de fieles en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Varias personalidades como la reina emérita Sofía de España, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el presidente polaco Andrzej Duda, entre otros, se hicieron presentes en la ceremonia.
En la homilía, el papa Francisco destacó la labor del alemán Benedicto XVI al frente de la Iglesia desde 2005, en reemplazo de Juan Pablo II, hasta 2013 cuando presentó su renuncia.
“Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”, señaló el Papa.
Era la primera vez que un sumo pontífice renunciaba a su cargo en más de 600 años. (Europa Press).

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