martes, septiembre 3, 2024
InicioSeccionesEditorialImportación de carne

Importación de carne

Aunque ya no es una noticia que podría causar una crisis ministerial o la desestabilización de un gobierno, según numerosas versiones que traen los medios de comunicación, escritos, radiales y televisión, el país está importando carne de diversa clase para abastecer a las regiones andinas, donde vive la mayoría de la población boliviana.
En efecto, a fines de diciembre pasado, autoridades oficiales informaron que estaban adoptando medidas para evitar que unos 350 comerciantes sigan introduciendo al país, para Navidad, carne de cerdo de Perú, mientras, por otro lado, se informó que la población del sur de Bolivia se alimenta principalmente de carne de origen argentino. También medios oficiales hicieron conocer que la exportación de carne beniana está cayendo o se mantiene en nivel bajo, causando la contracción de divisas para el país y, lo que es peor, que ya no se consume carne de ovinos del altiplano.
Esa noticia contrasta con la que hace algunos decenios se afirmaba, que la producción cárnica era estable y tendía a subir, y entonces se dejó de hablar de carne importada. Se tuvo conocimiento de que Comibol importaba carne del Beni para abastecer a alrededor de treinta mil obreros que recibían el producto con precios de subvención y que en el altiplano los campesinos abastecían a las ciudades en forma abundante, determinando precios bajos y del agrado de los consumidores.
En ese contexto, lo que causa inquietud es que, en estas últimas semanas, el precio de la carne ha ido subiendo abruptamente, indicándose que el problema se debe a que Perú no deja pasar a Bolivia los medios de transporte y los contrabandistas se encuentran en dificultades. Por otro lado, se agrega que la producción interna sigue bajando y que el bloqueo de caminos de Santa Cruz hacia la región andina tendrá efectos como escasez, alza de precios, crisis económica y no menos política.
Ante ese panorama poco optimista, autoridades de diversos niveles han asegurado que la “seguridad alimentaria” está garantizada, que se está adoptando las medidas necesarias, que no se producirán problemas de escasez, que “todo está bien” y “no se debe alarmar a la población”. Pero la mentira tiene patas cortas. La escasez de carne es una realidad, más aún por los problemas con Perú y restricciones de Chile, Argentina y Brasil, lo que permite concluir que, externamente, Bolivia se encuentra cercada por países que no pueden enviarnos productos básicos para llenar la canasta familiar y, al mismo tiempo, no se dispone de suficiente producción interna de alimentos.
Finalmente, habría que reiterar que el altiplano boliviano no solo podría producir alimentos esenciales para abastecer en forma ilimitada al país, sino hasta exportar, como ocurrió desde tiempos de la sociedad aymara, la colonización incaica, el coloniaje y gran parte de la vida republicana.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES