Se informó, al comenzar el año 2021, del deceso de Felipe Quispe, “El Mallku”, líder indígena; de Rolando Villena, exdefensor del Pueblo; de Gil Imaná Garrón, renombrado pintor, grabador y muralista. Esos episodios dolorosos, enlutaron el país.
La población boliviana, y la paceña en particular, continuaba inmersa en la incertidumbre y la zozobra, provocada por el Covid-19. “Las camas de terapia intensiva (UTI) son insuficientes en La Paz y El Alto” (1), se dijo. La pandemia se había propuesto devastar, todo signo de vida.
En este contexto analistas económicos, afirmaron, ante los requerimientos del Decano de la Prensa Nacional, que “Bolivia requerirá recursos externos para dinamizar el mercado interno” (2). No estuvieron equivocados, en su premonición. Basta citar un ejemplo: el gobierno de color azul, una vez que asumió el mando del país, lo primero que hizo fue entregar el bono contra el Hambre, de 1.000 bolivianos, con recursos provenientes de créditos concedidos por el Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial, de casi 600 millones de dólares. Fueron favorecidos cuatro millones de personas. El objetivo fue dinamizar el mercado interno.
Solos no podemos ni podremos salir adelante. Prueba de ello es que para entregar un bono se tuvo que recurrir a organismos financieros internacionales. Esto ratifica que nuestra capacidad económica tenía serias dificultades. No obstante que, entre 2005 y 2014, se atravesó una etapa de bonanza económica. Llovían los billetes verdes, por la exportación del gas. La asistencia externa, por lo visto, será vital, para afrontar los retos del futuro. Los discursos maximalistas, que pretenden escabullirse de esa realidad, no condicen con aquella situación.
Posteriormente se inscriben otros créditos. Como aquellos, tramitados a mediados de la gestión pasada, ante el Banco de Desarrollo de América Latina – Corporación Andina de Fomento (CAF), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). El crédito “servirá para dar continuidad a los proyectos de inversión pública”, sostuvo el diputado oficialista, Juanito Angulo (3). Pero entendidos en materia económica sostuvieron que ese monto servirá, de una u otra manera, para pagar haberes a más de 536.000 funcionarios del Estado. “Los salarios del sector público absorberán Bs. 47.000 millones”, manifestaron (4).
Bolivia siempre estuvo pendiente de la asistencia externa, unas veces por la pandemia y otras por falta de liquidez. Ahora se requiere de recursos para dinamizar el mercado interno y encarar los problemas más apremiantes. Posiblemente se recurra a nuevos créditos.
En suma: ese escenario socio – económico está debidamente marcado en la memoria histórica.
NOTAS
(1) “Avance del Covid-19 ante carencias departamentales”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 9 de enero de 2021.
(2) “Mercado para bonos soberanos con dificultades por pandemia”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 8 de enero de 2021.
(3) “MAS aprobó créditos por $us 896 millones con cuatro organismos internacionales”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 28 de agosto de 2022.
(4) “Falta platita”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 2 de diciembre de 2022.