lunes, septiembre 2, 2024
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El carácter fascistoide del populismo

Del régimen populista de gobierno de la sociedad organizada en Estado, que gobierna a varios países del mundo y en especial en Latinoamérica, entre la variedad de tendencias que lo conforman, pues varían y se acomodan de acuerdo con la situación de cada país donde se ha establecido, se destacan principalmente sus rasgos “fascistoides”.
El Fascismo fue una creación del italiano Benito Mussolini, en la década de los años veinte del pasado siglo. Este político en sus primeras actuaciones políticas era socialista, incluso dirigió las publicaciones: “La Lucha de Clases”, “Avanti” y “Il Popololo”, pero luego dejó el socialismo e ideó el Fascismo, que quiere decir “Acción, hechos”, pues el primer nombre fue “Il fascio de combate”.
El Fascismo propone la subordinación del individuo al Estado, pues proclama que “Todo en el Estado, nada fuera del Estado”, el principio de libertad por el de autoridad, A su régimen se lo denominó “El Estado Corporativo”, régimen que gobernó Italia de 1922 a 1943. Su líder (Il Duce) intervino en todos los asuntos importantes de la Europa de ese tiempo e incluso en la Segunda Guerra Mundial, como parte del Eje Roma-Berlín- Tokio.
En su libro: “El Estado Corporativo”, comienza por definir a la Nación italiana como: “un organismo que tiene fines, vida y medios de acción superiores, en potencia y duración, a los individuos divididos o agrupados que la componen. Es una unidad moral, política y económica, que se realiza integralmente dentro del Estado Fascista”.
El Órgano Legislativo se convirtió en un Consejo Nacional de Corporaciones, donde sus miembros no representan a la sociedad que elige a sus representantes por el voto de cada individuo, sino que representan a las organizaciones corporativas, es decir sindicatos de trabajadores en sus diversas ramas de actividad, empresarios, profesionales, etc., pero todos previamente reconocidos y avalados por el gobierno. Persigue y liquida a los partidos políticos, dando sólo vigencia al partido oficial.
El poder real del régimen fascista, descansa, como lo dijo Mussolini en su libro, en la milicia, fuerza armada del partido y de la revolución, cuyo órgano supremo era el Gran Consejo de la Revolución. Dice: “El corporativismo es una economía disciplinada y por consiguiente controlada; pues no se puede pensar en la disciplina sin control. El Corporativismo queda muy por encima del socialismo y liberalismo” (…).
El régimen fascista proclama la decadencia del capitalismo y remarca el carácter social de la revolución y señala Mussolini: “La organización sindical o profesional es libre. Pero solamente el Sindicato, legalmente reconocido y sometido al control del Estado, tiene derecho a representar legalmente a toda la categoría de patronos o trabajadores (…) la economía corporativa respeta la iniciativa privada (…) la propiedad privada es un derecho y un deber, tanto es así que nosotros pensamos que la propiedad debe entenderse como una función social”.
El largo gobierno populista de izquierda, que nos gobierna 17 años, en sus bancadas en el legislativo, tiene un carácter corporativo, pues sus asambleístas (diputados y senadores), representan precisamente a entes corporativos sindicales, como cocaleros, transportistas, mineros, etc., de los llamados movimientos sociales que en Ciencia Política se denominan Grupos de Presión e Interés. Se ha declarado anti capitalista, anti liberal (neo liberalismo) y anti imperialista (en referencia a los Estados Unidos), es estatista en buena medida, aunque todavía respeta la propiedad privada y algunas libertades, se considera una revolución.
Además el Fascismo, en el ejercicio del poder, exalta a un caudillo carismático y endiosado, que supuestamente encarna a la Nación, es el principio y fin del régimen, como lo fueron Mussolini, Hitler, Franco, Salazar, etc., y que debe gobernar por siempre, al igual que en el régimen socialista-comunista, primo hermano del fascismo, pues ambos son totalitarios, estatistas, anti liberales y sostienen el “partido único” y control férreo de la vida de la sociedad.
Como podemos inferir, el ideario y práctica política del fascismo, está plenamente vigente en las corrientes populistas de gobierno, que en este tiempo son un riesgo para las libertades democráticas, como lo dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres: “combatir todas las formas de extremismo y populismo para fortalecer las democracias”. (EL DIARIO, 11 de diciembre de 2021).

El autor es Abogado, Politólogo, Escritor y Docente universitario.

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