miércoles, septiembre 4, 2024
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Empiezan la producción de las baterías de cloruro de sodio y níquel

Se trata de baterías de cloruro de sodio y níquel, una prometedora tecnología que está destinada a aplicaciones como el almacenamiento estacionario. Una alternativa más sostenible, que prescinde del litio, y que además son una opción mucho más económica. Ahora una década después una de las primeras empresas que apostaron por ella ha comenzado su producción.
La empresa australiana Altech Chemicals ha firmado un acuerdo de colaboración con el principal instituto alemán de baterías, Fraunhofer IKTS, para comercializar la batería de electrolito sólido de sodio y alúmina que ha terminado su desarrollo y que tendrá un primer pedido de 100 MWh que se ubicará en la localidad de Schwarze Pumpe, Sajonia, Alemania.
Para ello han desarrollado una química que utiliza alúmina de alta pureza para dar forma a un electrolito cerámico sólido que combinación con cloruro de sodio y níquel. El resultado es una batería pensada para usar en sistema estacionarios que ofrece como puntos más positivos su bajo coste.
Y es que el sodio es uno de los elementos más comunes en la tierra. Está en la sal común de cocina y es abundante en los océanos. Su obtención es sencilla y barata, pudiendo reducir el coste del conjunto entre un 40 y un 60% respecto a una de litio.
Para el almacenamiento en red, para calcular los costes del almacenamiento se tienen en cuenta los costes de sustitución de los módulos y los costos de almacenamiento a largo plazo. En el caso de las baterías de litio, normalmente estos tienen una vida útil de entre 7 y 10 años. Algo en lo que dependen factores como el rango de temperatura de funcionamiento idóneo, bastante estrecho en el caso de los sistemas de litio.
En cambio las celdas de cloruro de sodio y níquel cuentan de una mayor estabilidad térmica, que las hace más seguras y menos propensas a los incendios. No contienen electrolitos líquidos inflamables ni separadores de plástico; el electrolito es un tubo cerámico sólido e inflamable que permite que los iones de sodio se transfieran a través de él. Además, la batería, debido a su química, no contiene óxidos ni genera oxígeno en el cátodo, y puede por ejemplo soportar sin problemas una inundación.
También pueden abarcar mayores rangos de temperatura. Estas pueden funcionar de manera eficiente en un rango que va desde los -20 °C a +60 °C y garantizan un alto rendimiento y vida útil independientemente de la temperatura ambiente.
Debido a que no tiene electrolito líquido, cuenta con un electrolito cerámico sólido, la temperatura ambiente no afecta negativamente el rendimiento de unas baterías internas de alta temperatura (con una temperatura de funcionamiento de 300 oC) pero están completamente aisladas, por lo que el exterior del módulo de la batería está a una temperatura mucho más baja y que describen como «de toque humano» que debe ser que es soportable al tocarla con las manos.

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