Pedidos con altura, sin odios ni imposiciones

Muchas veces, conscientes de que, así como tenemos derechos y exigencias para que el Gobierno cumpla y gobierne debidamente, los medios de comunicación y los periodistas hemos apoyado hasta posiciones de fuerza; pero, con la diferencia de que se lo haga sin odios ni mezquindades ni imposiciones, abandonando la idea de que los derechos nos permiten exigir hasta lo imposible. Casi nunca nos detuvimos a pensar y entender, a preguntarnos cuánto de lo recibido lo hemos sopesado, medido y compensado con amor y entendimiento de lo que habrá costado conseguir lo que se nos dio y no supimos reconocer. Ingratos y creídos sólo supimos de derechos y poco de que lo recibido era mucho frente a lo poco y hasta mísero dado en retribución.
Los pueblos, en su mayoría creídos y petulantes, sólo convencidos de lo que nos conviene hacemos abstracción de lo que debimos dar en mínima retribución o compensación.
La verdad es que si tan sólo hubiésemos estudiado y formado hasta lograr altura en lo estudiado y que profesionalmente sirva debidamente al país; si hubiésemos descollado en todo hasta conseguir situaciones altas, de prestigio y responsabilidad con la patria a todo lo hecho y cuando hayamos logrado posiciones que compensen a todos de todo lo recibido y nos hayan abandonado las posiciones de orgullo, podríamos aceptar haber cumplido; pero, ¿de cuánto estamos seguros?
Lo dicho es poco, el principio de un todo que es mínima parte de lo recibido a raudales. Pero, no se trata de hacer balances de lo realizado que nuestra conciencia cumplirá con la parte que corresponda. Hoy, lo importante y necesario es entender que pudimos hacer mucho más y no lo hicimos cuando debimos, previa formación en virtudes que se hagan valores y principios dignos de aplicarse en todo lo que sirva a los nuestros, a la familia y a una comunidad que siempre espera más de nosotros, sabiendo cuánto más podemos hacer por los demás, en aras de un futuro donde más serán de lo que hoy somos o pregonamos ser.