lunes, septiembre 2, 2024
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Evitar fuga del oro, tabla de salvación

Al revisar todos los días medios de comunicación escritos, orales y liminares, observamos que el Jefe del Estado aparece con una sonrisa de oreja a oreja, luciendo hermosos sombreros folklóricos, cargado de guirnaldas y agradeciendo al público que aplaude sus discursos, alocuciones. Por supuesto, lo que dice puede causar optimismo y satisfacción y contagiar la alegría que embarga al mandatario que está a cargo del timón de la nave del Estado Plurinacional.

Sin embargo, cuando se hace algún esfuerzo y se indaga lo que hay detrás de esa cara de felicidad, recordamos aquella metáfora popular que dice que “la procesión va por dentro”. Es decir que las apariencias engañan y la realidad es distinta a lo que muestran las fotografías y leyendas. O sea que el aspecto fotogénico del primer mandatario sería todo lo contrario en la intimidad. Finalmente, percibir la realidad tal como es decepciona a quienes leen con avidez los periódicos de todo el país, debido a que la nave del Estado Plurinacional, al mando de Luis Arce, estaría naufragando, haciendo aguas por todos lados, mientras, a la vez, está amenazado por olas de tempestad y escollos visibles e invisibles a diestra y siniestra.

En efecto, la situación económica y política del país está en el filo de la navaja, después de las crisis por el censo y los pedidos de Santa Cruz y otros, y ahora por la cuestión del oro. Detrás del brillo de ese metal hay problemas, ya que el oficialismo asegura que una nueva ley al respecto será para comprar oro a los exportadores y aumentar así las reservas monetarias, mientras otros arguyen que será para venderlo, a fin de contar con más recursos económicos. Lo cierto es que las reservas internacionales del país cayeron abruptamente de 15 mil millones de dólares a menos de un mil en divisas, se acaba el dinero y no hay de dónde sacar plata a corto plazo para atender las necesidades de importación de alimentos, repuestos, maquinaria, gasolina y diésel, seguir manteniendo subvenciones.

Horizonte tan cubierto de nubarrones, cargado de rayos y centellas, se hace más amenazante debido a que solo se hace promesas de funcionamiento de nuevas industrias, no a corto ni mediano, sino a largo plazo. La situación del país podría mejorar si se convirtieran en realidad y dieran beneficios, como los proyectos de litio, plata, fábrica de papa y otros, y tal vez el descubrimiento de un yacimiento de gas.

A tal perspectiva se añade el anuncio de pignoración de las pocas reservas monetarias internacionales del Banco Central, que le darán alguna liquidez al Estado, pero también existe temor a que nos quedemos sin oro y sin dólares.

Como los males no vienen solos sino en legión, en las profundidades de un mar de fondo se ve otra crisis política en el tolderío oficialista, dividido por distintas visiones políticas, que lo ha conducido a pugnas internas y hasta una ruptura irreversible.

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