Mucho se dijo sobre el título de esta nota editorial. Tal frase ha sido repetida en todos los países que han cifrado su desarrollo, progreso y vida en lo que significa. Sin embargo, esas áreas de servicio casi siempre están postergadas en nuestro país, sea por falta de conocimiento de las autoridades correspondientes o porque no conviene referirse a numerosos problemas en salud y educación, por lo que sería mejor mantener la oscuridad al respecto.
Siempre se ha sostenido que la salud es la base de la educación, según casos, razones y circunstancias. La verdad es que ambas se complementan, valen tanto la una como la otra, son decisivas para la vida del ser humano.
Por ello el gobierno debe dar prioridad a la atención de la salud y la educación, a ninguna se la puede descuidar, para evitar el anquilosamiento de la otra. Las autoridades saben qué se tiene que hacer para mantener incólumes ambos servicios públicos.
Muchas veces y en todo nivel se pregunta en los países ricos y desarrollados: Ustedes, los bolivianos, ¿por qué quedaron en la zaga en cuanto a brindar ambos beneficios con eficiencia? La respuesta simple es que descuidamos educación y salud. Se dio importancia a otro tipo de programas, sin pensar en la trascendencia de las dos para la población.
En cuanto a la salud pública en nuestro país, no se puede negar que son muchos los problemas por lo que atraviesa este servicio. Tal situación deficitaria fue más notoria cuando apareció el Covid-19 y miles de afectados no pudieron recibir atención oportuna. Por otra parte, tampoco se pudo acceder rápidamente a medicamentos que sirvan por lo menos para paliar los efectos del virus, hasta que lleguen las vacunas. También recordemos que en algunos momentos la situación se tornó dramática por falta de recintos, personal y equipos para atender pacientes.
Desde entonces, aunque la situación ha mejorado por la disminución de fallecidos por Covid-19 y el acceso a vacunas, quedan otras enfermedades –como el dengue, cuyos efectos ahora causan tanta preocupación, particularmente en Santa Cruz–, por las cuales se requiere mejorar la infraestructura y equipamiento de centros de salud en todo el país, así como aumentar la cantidad de personal sanitario.
En el campo educativo, agitado actualmente por la llamada actualización de la currícula escolar, que ha motivado el rechazo de maestros y padres de familia, se observa improvisación, puesto que, al margen de que se ha conocido una serie de conceptos generales de respaldo para la inclusión, por ejemplo, de materias cono robótica o idiomas nativos o extranjeros, se necesita con urgencia la participación de especialistas para que den mayores luces sobre tema de tanta relevancia.
Por todo ello, las autoridades nacionales deberían brindar mayor atención a salud y educación, porque de su mejoramiento depende también el “vivir bien”.