La vida se hace inasequible

Se escucha comentar bastante en estas últimas épocas en torno a que “antes todo era mejor”, refiriéndose a buenas costumbres, moral, caballerosidad, buenos hábitos, respeto, comida, puntualidad, trabajo, etc. Lo evidente es que no dejan de tener cierta razón, porque hoy se experimentan cambios que para muchos no son gratos. Por ejemplo, la cada vez más creciente falta de respeto a las personas mayores e incluso a los propios padres. La mala comida que se expende en las calles y hasta en varios restaurantes, donde le dan “gato por liebre” o, en todo caso, resulta no ser algo apto para el consumo humano. La impuntualidad de la que ahora hacen gala, que es algo proverbial; la carencia de empleos, o aquellos tan mal pagados que prácticamente son propios de “negreros” y explotadores; ni qué decir de la ya conocida ausencia de caballerosidad y moral; entre otros males sociales.
Mucho más cuando se habla hasta el cansancio de que “cada cierto tiempo y con cierta frecuencia –otros afirman que es anual, e incluso permanente– los precios de los productos componentes de la canasta familiar suben en forma lapidaria y ocasionan que el sueldo del jefe del hogar apenas alcance ya para unos quince días, y no un mes como acontecía hace décadas”. Por otro lado, sostienen que en estos tiempos no hay empleos donde se pague lo correcto al obrero o funcionario, y lo peor de todo es que la falta de trabajo resulta ser un castigo para la sociedad boliviana. Lo mismo sucede con la falta de un techo propio para las familias, la imposibilidad de atender con los servicios básicos a la población, y las “deficiencias” notorias en salud, educación, y seguridad.
Todo ello, y mucho más, hace que la vivencia actual se torne difícil y cuesta arriba, sobre todo para las mayorías nacionales que, en suma, son los enormes segmentos sociales desprotegidos por el Estado y los gobiernos de turno, una realidad que afecta no solo al país, sino que es global. Lo anterior viene al tema “cada vez la vida se hace más inasequible”, que hace algunos días abordaron en la televisión europea. ¿Por qué inasequible?, pues por la falta de pan para todos, al igual que viviendas, así como las subidas constantes de impuestos, facturaciones por todo y por nada, y otras exigencias de los entes estatales, que van dirigidos a los pobladores, con la finalidad de que éstos paguen más y más por “cualquier motivo”; esto al margen de las imposiciones de tipo “político”.
Es algo que apunté en mi obra “Hambre canina”, al señalar: Y penosamente, para lamento mío y de todos, seguirá creciendo ese gigantesco círculo vicioso; por ende, los ciclos de las “persecuciones sociales” no cesarán, siendo que por el contrario se corre el riesgo de que se profundicen más, y quienes deben hacerlas cumplir lo harán esgrimiendo y utilizando el garrote o las armas. Obrarían de la siguiente brutal manera: no permitirían las disensiones; cada vez exigirían pagar impuestos más y más altos, de todo y por nada; la fuerza de los grupos de poder se instituiría como punta de lanza para enardecer a las masas a fin de que estas obren ciegamente, aun cuando siempre lo hicieron. Pareciera algo apocalíptico, empero no deja de ser una realidad.