viernes, septiembre 27, 2024
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Inalcanzable justicia

Ya que la injusticia se pasea oronda, orgullosa e impúdica en el “País de las Maravillas”, cuyo nombre conocemos, pero no queremos revelar, surgen nuevamente innumerables voces de protesta y bulliciosos mítines exigiendo un cambio y una reforma judicial con la esperanza de que una verdadera e imparcial sea aplicada en su forma de administración. Entonces pensamos que (como casi siempre), esa noble aspiración desaparecerá “como las nubes cuando las bate el viento”.
En respuesta a esas protestas y pedidos, los gobernantes también todo orondos y hasta con poses de perdonavidas, anunciarán que muy pronto habrá una reforma judicial (ja, ja, ja). Y al respecto, la experiencia nos enseña que, cuando llega una reforma judicial, la misma será idéntica o peor que la anterior.

PREGUNTAS
Entonces es cuando todo ciudadano se pregunta: ¿Por qué existe y predomina en nuestro suelo y en todo el orbe la horrible injusticia? ¿Por qué la injusticia se muestra y se mostró invencible en toda la historia de la humanidad desde que el mundo es mundo?

RESPUESTAS
En relación con el tema presente, existen numerosas respuestas y la más piadosa es la que dan varias religiones, como aquella promesa de que “en el cielo nomás hay o habrá justicia”. Pero… ¿Cuándo ocurrirá tal situación? ¿Tal vez, según nuestro criterio, cuando todos los seres de este planeta dejemos de existir?
Desde la aparición de todas las religiones, esa promesa sigue vigente y hasta tiene sus fieles creyentes.

EN “EL PAÍS DE LAS…”
En cuanto lo nuestro, tenemos algunas respuestas. Toda promesa gubernamental asegura que convocará y seleccionará a profesionales de la ciencia del Derecho que tengan antecedentes de sabiduría, intelectualidad, honestidad, imparcialidad y ninguna influencia de ideologías o partidos políticos (je, je, je).
Pero esos anuncios ocasionan más de una sonrisa y se diluyen como una pastilla de aspirina en un vaso de agua, porque sencillamente una reforma judicial donde prevalezca una verdadera justicia pensamos y estamos casi seguros que nunca existirá; aunque (como ya afirmamos varias veces en estas columnas), bajen del cielo (si es que hay), todos los dioses y diosas de los miles de religiones del mundo.

DIOS DINERO
El presente comentario está impregnado de fuerte pesimismo ¿por qué? Porque, mientras existan: la ambición por el poder político; el poderoso dios dinero, su esposa la politiquería, sus hijos jueces y fiscales venales; y de yapa algunos de sus entenados, tramitadores y diligencieros pícaros; no habrá justicia. No, señor.
Sobre el poder del dinero en relación con la injusticia, hace varios ya siglos que el escritor español Francisco de Quevedo y Villegas (1580 -1645), ya sintetizó en uno de sus poemas el presente estribillo (con rima incluida): “Poderoso caballero es Don Dinero… que ablanda al juez más severo”.

ABOGADOS HONESTOS
Y con referencia al tema tratado, debemos afirmar (para no ser injustos), que también existen abogados honestos, profesionales del Derecho que, con una conducta intachable en el desarrollo de su trabajo, honran a su profesión.

PROMESAS
Las universidades públicas y privadas seguirán titulando abogados; los políticos y funcionarios estatales seguirán prometiendo (y simulando) justicia a los inocentes, ingenuos y candorosos habitantes del denominado “pueblo”, mientras la injusticia seguirá imperando en este “valle de la corrupción” llamado Tierra.

El autor es dibujante, escritor y periodista.

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