lunes, septiembre 2, 2024
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Alcaldes y concejales causan violencia político-partidista

La colectividad ha llegado a la conclusión de que autores de casos de violencia, desavenencias, diferencias y hasta peleas campales de funcionarios públicos, tanto en ciudades como en barrios, provincias, villas, etc., son en su mayoría los alcaldes y sus colaboradores inmediatos. Ellos son responsables de todo lo que es motivo de discordia entre las partes; debido a sus divergencias partidistas y pugnas internas, lo que causa que no haya paz ni armonía. Hasta diferencias nimias separan a los bandos en conflicto, los dividen y les hacen creer que sus cargos les dan autoridad para conseguir de cualquier manera sus objetivos, aunque sean cuestionables para otros sectores de la población.
Muchas ciudades, pueblos o barrios son espectadores de actitudes de odio, rencor, diferencias y pugnas, aunque son problemas que, en verdad, pueden ser solucionados mediante el diálogo. No encuentran la forma de allanar las diferencias, en beneficio de los intereses de lugares en los que debería primar la cordura, el respeto y la consideración entre personas y grupos. Y es que los funcionarios en pugna están seguros de contar con mucho poder para resolver problemas tan solo con su presencia, para que “todo el pueblo se incline ante su autoridad”.
Son pedantes y creídos alcaldes de ciudades troncales y hasta aquellos que tienen a su cargo alcaldías y municipios por pequeños que sean. Si el pueblo requiere de ejemplos, no hay mayores que los protagonizados por varios alcaldes de la ciudad de La Paz, que mostraron soberbia, pedantería y carencia de humildad. Se los ha visto haciendo gala de actitudes propias de Nerón o Calígula, con el estilo romano antiguo.
Es importante cuestionar el ensañamiento que se observa entre munícipes, actitud que adquiere notabilidad con frecuencia, puesto que cada funcionario edil se cree dueño del Municipio y piensa que puede disponer de manera festinatoria de cargos y bienes municipales. Son concejales de esta índole los culpables directos de lo que ocurre en las Alcaldías, y si no hay acuerdo entre ellos y menos conciencia de servicio y vocación de servicio, lo que deben hacer todos en reunión conjunta es dejar los cargos que tienen, porque no demuestran un trabajo constructivo y mediante consenso a favor de urbes y barrios. Por el contrario, frecuentemente su comportamiento es motivo de crítica en el ejercicio de sus funciones, el cual es deficiente.

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