domingo, septiembre 1, 2024
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¿Quién ganará la guerra?

Marcelo Valero Alanes

Parte II

La autodeterminación de Ucrania exige con su heroica defensa el deseo de que sea respetada como un Estado independiente de la órbita de Moscú y tener la libertad y autonomía de hacer tratados con quien mejor le parezca.
La guerra la ganarán los que estén del lado de los crean que la dignidad humana está contenida en lo que consideramos es nuestra “naturaleza humana”, que en política corresponde al pluralismo político, elecciones transparentes y separación de poderes para evitar la desmedida concentración de poder que ocasiona arbitrariedad y corrupción en el manejo de los poderes públicos. Y una educación sin intervención de la máquina estatal, no porque sean inventos de la modernidad que haya que relativizar, sino porque es la tendencia de la política que tiene precedente en las culturas ancestrales, como es la democracia comunal, la rotación de cargos de representación, rechazo sistemático a la concentración del poder, que son, en suma, más afines a los valores democráticos modernos, que cómo gestiona su política la otra mitad del mundo menos próspero y libre, donde impera el poder omnímodo.
Creo que la tendencia de la especie es hacia una humanidad con mejores libertades y la selección natural, en política, privilegiará los sistemas de solidaridad, los que proporcionen bienestar y, sobre todo, reconocimiento del individuo en términos de iguales. No creo que una sociedad organizada políticamente como una pirámide o colmena pueda ser un ideal de la humanidad. En todo caso es mejor desear que los valores democráticos serán los valores predominantes y no se impondrá la ley del más fuerte en un Estado fallido, donde las ciudades agonicen, pero los administradores del poder sean parte del negocio extractivo.
Podemos ser más que nuestras malas tendencias en política y ser acordes a nuestra naturaleza humana, por lo que en lugar de apoyar autoritarismos, debemos fortalecer las instituciones para que no dependan de los vientos del poder. Hay que quitar poder a los políticos reforzando las instituciones, no debilitándolas. Un Estado hipertrofiado no es garantía de un Estado eficaz, fortalecerlo no hace a la sociedad más segura o próspera; si la sociedad está fuerte, el Estado reflejará ese estado; y si es una máquina de captura, es por eso que se necesitan los contrapesos del poder para equilibrar los apetitos desmedidos que causa administrar un país rico en recursos naturales y con buena recaudación impositiva y con un pueblo que gusta del emprendedurismo, de la iniciativa individual en vínculo con su comunidad inmediata, según su especialización y sitio en su nicho ecológico.

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