miércoles, septiembre 4, 2024
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La malla curricular de la discordia

Un asunto aparentemente pequeño, de educación fiscal, se ha convertido en la manzana de la discordia, que puede aún durar mucho tiempo y cuya solución les costará muelas no solo a los maestros y al Ministro de Educación, sino a la ciudadanía, que observa interesada el conflicto entre los docentes y la autoridad del sector.

El conflicto ya dura más de un mes y las partes enfrentadas no dan brazo a torcer y se atrincheran con más decisión en sus posiciones, sin dar muestras de ceder ni un milímetro en su actitud. En efecto, el asunto de la “actualización de la malla curricular” se ha convertido en un campo de Agramante, donde no se tiene esperanzas de encontrar salida ante la crisis en que ha desembocado.

Al empezar el año escolar, el Ministerio de Educación presentó a los maestros un programa de labores con varios puntos vacíos, entre ellos el referido a la malla curricular, neologismo técnico que ha causado mareos entre la población. Se dice que dicha actualización es para facilitar el acceso de la población infantil a nuevos conocimientos, desde el primer curso de primaria hasta el último de secundaria.

Por otra parte, la ya famosa “malla” debió ser previamente puesta en conocimiento de la población por medio de la caudalosa publicidad del Estado Plurinacional, de tal forma que tan delicado asunto sea debidamente “democratizado” y, al mismo tiempo, se despejen versiones de que los contenidos nuevos están direccionados por fines ideológicos. Además, que la malla curricular tiene fallas intrínsecas que bien merecen ser corregidas, para beneficio general.

La “malla” es objeto de críticas al parecer justas, como, por ejemplo, que tiene carácter empírico—positivista, idealista, subjetivo, elemental, etc. que requiere profesores especializados y provenientes de centros avanzados y, ante todo, que tengan salarios de acuerdo con el trabajo que realizan.

En fin, es necesario resolver la crisis de la educación que sufre el país.

El Ministerio de Educación y los maestros deberían ponerse finalmente de acuerdo para salir del embrollo, pero también sería necesario que las autoridades expliquen en documentos y no simples declaraciones radiales, en qué consiste la “malla” y cuáles son los objetivos que persigue, de tal manera de corregir los defectos y mejorar los aspectos cuestionados.

En fin, es necesario salir de la crisis de la educación por la que atraviesa el país, al mismo tiempo que se producen otras crisis, como la económica, la de la justicia que, en conjunto, tienen al país en vilo y sin perspectiva de retornar a la tranquilidad que es necesaria para un desarrollo normal de las actividades en el país.

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