El Apocalipsis, o libro de las Revelaciones, es el más controversial de toda la Biblia. Desde los primeros siglos de la era cristiana su contenido ha sido causa de miedo e intriga, debido, fundamentalmente, a la forma poco ortodoxa en la que dicho libro fue escrito. La tradición señala como su autor a Juan el Evangelista, entre finales del Siglo I o principios del Siglo II; aunque estudios recientes sostienen que la redacción del libro no puede atribuirse a una sola persona, sino a toda una comunidad denominada “Joanica”, la cual se encontraba influenciada por el pensamiento de Juan. Erróneamente se lo califica como un texto profético, pero recaería más bien dentro de la literatura apocalíptica, la diferencia es clara. Mientras la línea profética se desarrolla dentro de un mundo organizado en el cual el profeta va proclamando la Palabra de Dios, la apocalíptica se desarrolla cuando ese mundo organizado ha sido destruido o el creyente mismo ha sido excluido para ser arrojado al caos de la marginalidad, entonces se busca la reconstrucción de un mundo diferente.
La literatura apocalíptica está pensada para los que son perseguidos por su Fe y coherencia de vida y por ello no se sienten representados por sus autoridades. En el Apocalipsis de Juan, el mismo se encuentra buscando una afirmación de la identidad cristiana en contra del sistema esclavista y la construcción de una comunidad alternativa. El sentido fundamental del Libro de las Revelaciones o Apocalipsis es “desocultar” o revelar, hacer visible, audible, entendible, etc., algo que estaba oculto e invisible, desconocido para el ser humano. Esto solo les interesa a los justos para que éstos puedan legitimar su resistencia y lucha. Es por ello que el Apocalipsis es un libro de esperanza, en especial para los cristianos de la época que se encontraban perseguidos y asesinados, por ende, el sentido primordial de este libro es el de llenar de ánimo y esperanza a aquellos que han sido relegados por el orden establecido.
La historia del Apocalipsis tiene un presente y un futuro, donde el tiempo presente es el más importante, ya que en él se encuentran los oyentes y los autores del libro. El presente es un tiempo de crisis, de persecución y opresión; el futuro es esperanzador en la literatura apocalíptica, porque ya ha sucedido y ha sido revelado por Dios a través de los autores del texto. El Apocalipsis al estar lleno de mitos, símbolos y visiones por mucho tiempo no fue bien comprendido por las generaciones posteriores, ya que el texto respondía a una determinada época, la cual nos resulta ajena 21 siglos después.
El libro de Las Revelaciones o Apocalipsis está cargado de esperanza y Fe, por ende, su redacción no tiene como fin asustar o llenar de miedos infundados a los pobres creyentes; todo lo contrario, su fin último es de infundir ánimo y esperanza. Lastimosamente, al sacar de contexto el libro se convierte en un escrito lleno de destrucción y terror, con anticristos con marcas en la piel y demonios de 7 cabezas.
La doctrina mesiánica, la lluvia de milagros, los avivamientos y arrebatamientos son solo unos pocos recursos que son utilizados, por algunos malos pastores, con el fin de ahondar la creencia de que el fin del mundo se encuentra cerca, para estos señores el tan ansiado Armagedon está a la vuelta de la esquina. Otro aspecto que es necesario puntualizar y aclarar tiene que ver con los innumerables libros y textos que se produce, referidos al fin del mundo; estos libros nada tienen que ver con la literatura apocalíptica, ya que, como señalamos con anterioridad, ésta se da desde el punto de vista del creyente ávido de esperanza. En cambio, estos libros pseudo apocalípticos responden más a engordar las jugosas cuentas bancarias de sus autores.
El fin del mundo da ganancias sustanciosas, por ende, el Apocalipsis se convierte en un lucrativo negocio que genera varios millones de dólares al año. Lastimosamente, la psiquis humana se presta para este engaño; nos gusta lo oculto, los anticristos y demonios, devoramos películas y libros con esté sentido. De esta manera, se va sembrando el temor y el miedo en el corazón del hombre, por ende, la incertidumbre hace presa de nosotros y muchas veces terminamos viviendo el apocalipsis de los tontos; donde los vivos se llenan de dinero y los creyentes de falsas esperanzas.
El autor es Teólogo y Bloguero.