Bolivia siempre ha sido vulnerable ante el contrabando. En el pasado, posiblemente en menor grado, hoy con mayor intensidad. De dos países limítrofes, como Argentina y Chile, ese negocio no dejó de fluir, tanto en dictadura como en democracia. Por las extensas fronteras entre el Estado boliviano y esas naciones, de una u otra manera el contrabando hincó sus dientes de león en la realidad boliviana. En muchos casos, en regiones desguarnecidas. Con la Argentina hay una frontera de 773 kilómetros y con Chile es de 850 Km.
La actividad ilegal se da modos para entrar a territorio patrio, con una actitud que atenta contra la producción nacional. Algunas poblaciones fronterizas, según medios informativos escritos, orales y audiovisuales, se han prestado a ese rubro, a cambio de estipendios o porque estarían involucradas en ese negocio. Son familias con suficientes recursos económicos las que promueven una actividad tan millonaria. En medio se pudo advertir, inclusive, a personas de doble nacionalidad: boliviano – argentinas o boliviano – chilenas.
La pobreza adquiere, hoy como ayer, mayor presencia en las poblaciones fronterizas. “En consecuencia, medidas a escala departamental o nacional, las secciones fronterizas son zonas con una alta incidencia de pobreza” (1). Quienes hacen Patria en esos lugares, soportan una serie de necesidades. Están muy lejos de los centros del Poder gubernamental o de las gobernaciones departamentales. Ellos sí están “siempre de pie y jamás de rodillas”, ante la amenaza y el amedrentamiento proveniente del exterior. Que sepamos nunca fue llevado el bienestar social a esos ignotos y lejanos jirones de la nacionalidad boliviana. Esta postración fronteriza coadyuva e incentiva, de una u otra manera, el crecimiento del contrabando, que está matando a la producción nacional. Que está asfixiando a las personas emprendedoras, que se esfuerzan y contribuyen a construir un futuro mejor.
El contrabando habría movido alrededor de 3.500 millones de dólares anuales, según voceros autorizados (2). Por consiguiente: no sólo se ha constituido en un poder económico con capacidad para devastar al empresariado, sino que ha movilizado un importante contingente humano. Entre ellos están quienes han perdido sus empleos durante la pandemia y no pudieron recuperarlos. Y otros, por supuesto. Pero el contrabando perjudica a la producción nuestra, que sobrevive con muchas dificultades, en la hora actual.
No sólo que ha rebasado, sino que ha ignorado, en muchas circunstancias, a la autoridad legalmente convocada para reprimir ese ilícito, en aras de los supremos intereses nacionales. Efectivos del ejército y personal aduanero fueron maltratados e, inclusive, conminados a firmar ciertos acuerdos, en beneficio del contrabando. Aunque a la autoridad se la tiene que respetar.
En suma: nuestras fronteras no sólo deben ser resguardadas por los militares, sino que como complemento se requiere proyectos gubernamentales que signifiquen desarrollo.
NOTAS
(1) “Desarrollo fronterizo: construyendo una nueva agenda”. Plural Editores, La Paz – Bolivia, sin fecha ni año. Pág. 205.
(2) “Contrabando mantiene en vilo a la economía nacional”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 8/3/2023.