viernes, septiembre 27, 2024
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La economía de Bolivia entre muros

Parte I

A la economía de Bolivia le falta poco para estrellarse contra un muro, el que marca el límite del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP). Por ello, asombra, que los políticos que tienen el timón del gobierno en sus manos se replieguen, en medio de un proceso de extinción política, cada vez más hacia la ideologización de éste, dorando su fracaso con discursos sin contenido, es su otro muro, el mental.
Sustituir el mundo real de la economía internacional en general y de Bolivia en especial por modelos ideológicos en los que, según estos ideólogos de la pobreza, su recalcitrante estatismo dice resolver los agudos problemas estructurales existentes, es altamente dudoso. Lo peor es que el hecho que si los supuestos en los que se basa su modelo económico, a través de los excedentes de los recursos naturales y el mercado interno, reasignar los recursos para una industrialización, seguirían siendo suficientemente coherentes con la realidad, tanto para el Presidente como su Ministro de Finanzas es irrelevante.
La realidad nos muestra que los principales excedentes del gas se acaban y los mercados hacia donde aún se exportan en volúmenes decrecientes, se transforman. Eso es economía de mercado, ese es el juego entre oferta y demanda, entre precios y cantidades, bajo la que también el modelo económico aplicado en Bolivia está sometido, así el Gobierno trate de demostrar lo contrario. Mientras a la realidad se la pueda retorcer hasta que quede coherente con su ideología, su mundo está en orden.
El Titanic se estrella contra un iceberg y ambos junto a su ala masista, cantan la oda al socialismo. No terminan de comprender que el desarrollo económico es únicamente posible a través de una adaptación de la economía real a las condiciones del mercado mundial, específicamente, de una conquista de los mercados de exportaciones. Requiere necesariamente de inversiones y exportaciones masivas. No terminan de comprender que así se oculten detrás de su MESCP, la economía de Bolivia actúa bajo las condiciones de funcionamiento del mercado internacional capitalista liberal. Por lo tanto, la balanza de capitales siempre domina a la balanza de la cuenta corriente.
No existen respuestas de política económica que sean viables y sostenibles para superar efectivamente, por ejemplo, la situación de pobreza creciente, la desocupación y falta de perspectivas para la juventud, la falta de inversiones, el déficit fiscal, la dramática pérdida de reservas internacionales reducidas hoy en día a su mínima expresión. Menos aún para defender la tasa de cambio vigente, a no ser que practiquen medidas de control de capitales –como ya lo hace el Banco Central–, y las subvenciones a los combustibles importados, que en parte salen de contrabando a países vecinos. La oposición política a su vez es incapaz de fiscalizar y presentar alternativas viables a las pésimas políticas públicas.
Por el contrario, crecen las expectativas de devaluación y la desconfianza. Y si no hay un cambio o giro en esta apuesta, se asoma en el horizonte una crisis de la balanza de pagos. La verdad es que Bolivia tiene Presidente y Ministro de Finanzas solo para la foto populista engañosa, pero no para enfrentar la crisis económica de manera efectiva, crisis que su propia política económica germinó desde el año 2014.
Proyectos de industrialización en el marco de una estrategia históricamente fallida de sustitución de importaciones, en proceso de implementación, como la Planta Separadora de Zinc, el Proyecto del Mutún, la nueva Planta de Fertilizantes NPK, la Planta de Biodiésel, la producción a mayor escala de carbonato de litio, entregado a China y sus concentrados, son intentos de revertir su fracaso. Intentos que probablemente desemboquen en la ya conocida corrupción, pésima gestión y un mayor déficit fiscal.
Estos proyectos, de llegar a su madurez y funcionamiento, serán los que entreguen sus excedentes al Estado. La nueva vorágine y la ilusión de desarrollo comenzará, hasta que los excedentes apropiados terminen malgastados y dilapidados. Conociendo la ya larga trayectoria de robo, saqueo y despilfarro del gobierno del MAS, nadie puede garantizar que estos proyectos podrían ser mejores, manejados profesional e íntegramente, capaz de generar excedentes para la economía y sociedad. ¿Cuántos diez miles de millones de dólares más de despilfarro y robo son necesarios para que los aprendices de desarrollo económico reconozcan que el estigma aún es cierto, que los comunitarios izquierdistas del Siglo XXI no saben manejar ni el dinero ni la economía?

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