viernes, noviembre 1, 2024
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Aumenta la delincuencia

Cada vez con más frecuencia la población toma conocimiento, con estupor, de una serie de delitos que son cometidos en las calles y vecindarios, muchos de ellos a plena luz del día. Nos referimos a delitos como robos, asaltos, feminicidios, que los policías no pueden controlar o evitar. Por falta de capacidad, las fuerzas del orden no hacen lo necesario para responder a las críticas, los reclamos y la presión de la sociedad en relación con dicho problema. Esto significa que falta una política de seguridad ciudadana que sea eficaz y eso es inaceptable, porque de seguir así, las ciudades de Bolivia podrían convertirse en centros del delito.

Permanentemente la institución policial nos informa sobre la detención de decenas de antisociales que tenían planes para cometer actos delictivos en contra de víctimas inocentes, sin embargo esos datos resultan incompletos porque se debería decir qué se hizo con los delincuentes detenidos, si se los expulsó del territorio nacional, si son extranjeros; se los recluyó en algún centro penitenciario o qué tratamiento se les está dando para evitar que una vez liberados vuelvan a cometer sus fechorías. Lo correcto es que a los malhechores detenidos se los procese con rigor, se los retenga en las cárceles según su sentencia judicial, o hacer un seguimiento de sus actividades, cuando tengan detención domiciliaria, obligándolos a firmar libros de presentación, además de conocer de manera precisa la ubicación de sus domicilios. A los extranjeros hay que expulsarlos del territorio nacional y a los peligrosos entregarlos a policías de sus países.

Por otra parte, muchos crímenes, particularmente en casos de narcotráfico, son encargados a sicarios, que se movilizan en motocicleta o automóvil, para disparar a las víctimas y darse a la fuga. Por todos los antecedentes se deduce que es un ajuste de cuentas entre narcotraficantes. Para evitar este tipo de violencia la Policía debe ajustar sus métodos de lucha a fin de realizar un verdadero control que garantice la seguridad de las personas.

Lo grave es que periódicamente se informa sobre asesinatos, con víctimas nacionales y extranjeras, siendo el motivo principal de esos actos delictivos sustraer sus pertenencias. Asimismo, son frecuentes los robos a domicilios. Cuando las fuerzas del orden no pueden impedir muertes violentas, asaltos y atracos, no es raro que los vecinos se organicen y se declaren en emergencia, para evitar que siga creciendo la delincuencia.

La realidad es que en Bolivia no son aplicadas todas las medidas que son necesarias para reducir la actividad delictiva. Mientras tanto, muchos ciudadanos al transitar por las calles corren el riesgo de ser atacados por malhechores. Pruebas del constante peligro son los recientes asesinatos, asaltos, violaciones y otros delitos contra los individuos.

Esperamos una política de seguridad ciudadana que abarque a todo el territorio nacional, porque existen proyectos coyunturales para las ciudades del eje central, dejando abandonadas a otras urbes y poblaciones del país. Por todo ello es urgente que el Legislativo y el Ejecutivo sin demora hagan los estudios necesarios para dotar a Bolivia de una eficaz política de seguridad ciudadana.

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