EN BROMA (EMBROMA)
– Ring: Legislativo con un reloj grande y al revés.
– Luchadores: En esta esquinaaa… un Boliviano; en la otra esquina… otro Boliviano.
– Rostros: Furioso uno; timorato el otro.
– Golpes: Izquierdazos (por delante y por detrás); derechazos débiles.
– Árbitro: Un leguleyo obediente y venal.
– El de la campana del round: otro leguleyo obediente y venal.
– Coachs: Del primero: cubanos, venezolanos, chinos, rusos.
– Barras: Mayoría adicta al zurdo. Chillidos, insultos y agresiones verbales y físicas.
– Vestimenta en las barras: Sombreros negros, lluch’us puntiagudos en forma de cono, chalecos de aguayo con dibujitos a todo color.
– Espectadores por TV: El inocente, candoroso, estoico y hastiado Pueblo.
EN SERIO
Más o menos, esa sería la representación un tanto humorística de lo que ocurre actualmente en la plaza principal del País de las Maravillas, un lugar donde hace casi doscientos años (desde 1825),
grupos de políticos y politiqueros presupuestívoros emiten leyes (que casi no se cumplen).
La anterior ocurrencia ha sido motivada por el cansancio al que nos tienen sometidos (as) las noticias en diarios, emisoras y noticieros de TV (adictos y no adictos al oficialismo), cuyo contenido cotidiano significa ver y escuchar solamente agresiones verbales, insultos entre unos y otros, denuncias sobre millonarios sobornos, sobreprecios en obras públicas, transfugio político, actos de injusticia, represión policial en las calles y toda una serie de hechos alejados de una existencia digna.
PELEAS
¿Y cuál es el resultado de todo lo anteriormente comentado? Peleas y más peleas entre bolivianos, odio y agresiones entre hijos de una misma patria.
Divergencias porque unos tienen la piel más blanca que otros; duras críticas por la forma de vida de bolivianos de otros departamentos; por el uso de la corbata, entre muchas otras causas conocidas.
Con muy pocas excepciones, todos los gobiernos han tenido que soportar convulsiones internas, sublevaciones, estados de sitio, presos, exiliados, heridos y hasta muertos. Y en estos últimos tiempos, los infaltables y cotidianos bloqueos de calles y carreteras; todo esto sin olvidar las amenazas de “cercar” ciudades (¡uf!).
CAUSAS
Todos estos hechos negativos ya han sido analizados desde hace más de cien años por intelectuales de mucho prestigio, entre los que sobresale Alcides Arguedas en su “Historia de Bolivia”.
Esas observaciones y duras críticas, hasta ahora no han sido corregidas y todos los males mencionados en sus escritos, persisten.
Sin la sabiduría y agudeza del gran historiador paceño, aquí mencionamos brevemente algunas causas de esta forma de vida en nuestro suelo:
– La mala (pésima) distribución económica entre los diversos estratos de nuestra sociedad. Las diferencias entre unos y otros son enormes. La privilegiada “clase política” aplasta a cualquier costo (inclusive de muertos) a otros grupos que pretenden arrebatarle sus privilegios. Entonces, otros también quieren “mamar” de la vaca lechera (el Estado) y ahí es cuando surgen las pugnas.
– Pero la causa más notoria para el origen de las peleas entre bolivianos es la falta de capacidad de una mayoría de nuestros gobernantes. Ellos conocen las injusticias, la animadversión y el odio entre habitantes de occidente y oriente; pero nada hacen para buscar soluciones o entendimientos.
UN LÍDER
Después de haber leído toda nuestra historia desde su fundación en 1825, tenemos aún la esperanza de que algún día surgirá en Bolivia un líder inteligente, honesto y bondadoso que logre unir a todos los bolivianos sin distinción de clases e ideologías para que conduzca a nuestro país hacia un verdadero progreso y una feliz convivencia.
El autor es dibujante, escritor y periodista.