El Ministro de Economía, ha remarcado que “Tenemos estabilidad económica, tenemos crecimiento, tenemos la inflación más baja de la región y lo hemos podido demostrar a lo largo de los años”, afirmación totalmente alejada de la realidad.
Esas palabras no produjeron mayor efecto ante versiones de otras fuentes, como el Banco Mundial, que bajó la estimación sobre el crecimiento económico del país, de 3 a 2 por ciento. También la calificadora internacional Fitch Rating manifestó que “la baja de la calificación de Bolivia refleja el agotamiento de las reservas de liquidez externa, lo que ha aumentado en gran medida la incertidumbre a corto plazo y los riesgos macro económicos”.
Por otro lado, la firma Standard and Poor´s en reciente información bajó aún más las calificaciones soberanas de largo plazo en moneda nacional y extranjera de Bolivia, de B a B-. A la par, anunció perspectivas negativas por un mayor deterioro de la liquidez externa, lo que perjudicaría la estabilidad económica boliviana.
Además, con motivo de la sanción en Diputados de la Ley del Oro, el riesgo para Bolivia cayó 600 puntos. De otro lado, el Banco Central anunció que por dicha ley significaría ingresos para el país de 500 millones de dólares al año, sin embargo no se toma en cuenta las consecuencias del uso en ese sentido de estos recursos.
En relación con esas contradictorias informaciones, la ciudadanía mantiene un estado de incertidumbre y no sabe a qué atenerse –pese a que las informaciones oficiales perfilan una situación positiva–, por la falta de dólares en el mercado, el incremento de precios en la canasta básica, la iliquidez del Estado Plurinacional, la caída de la producción del aparato productivo del país y otros aspectos no menos importantes.
En cualquier caso, no se sabe si la economía se paralizará o empeorará y sí pasará el examen de las medidas en aplicación, mucho más cuando surge la pregunta acerca de si el “modelo económico comunitario y productivo”, en vigencia desde hace unos quince años, sobrevive y pasa la prueba de fuego de la práctica.
Ese “modelo” es desconocido y fue “cocinado” por tres economistas de San Andrés, a los que se sumó a último momento un agitador populista. Dicho modelo fue presentado y puesto en aplicación al empezar su gobierno Evo Morales en el año 2006, porque no tenía otro a la mano para mostrar, siendo muy poco probable que previamente hubiese sido “construido en forma colectiva”.
Por lo demás, hasta el momento ese proyecto no tuvo, ni mucho menos, mayores perspectivas prácticas en lo social, productivo, ni en lo comunitario –a pesar de lo que dice su título–, por lo que su futuro es muy dudoso. Es más, no es conocido por la población ni fue aprobado por el Congreso y solo se publicó su contenido en una revista de escasa circulación del Ministerio de Economía y desde entonces estuvo sepultado en los archivos del régimen plurinacional.
Es posible, por tanto, que tan variadas contradicciones, sigan dificultando el sueño de la ciudadanía.
Las contradicciones del modelo económico
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