martes, julio 16, 2024
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ROGELIO, el maravilloso ser humano

“Era la Copa América de 1979, si no me equivoco, Bolivia jugaba contra Brasil. Todos en casa estábamos juntos, mirando el partido, esperando que en algún momento entre el gran Rogelio Delfín a la cancha. Y cuando entró, marcó a nada más y nada menos que a Zico. Ustedes no se imaginan el orgullo que hemos sentido al verlo vestir la Verde. Sobre todo mis papás. Estaban tan contentos, que les brillaban los ojos. Mi hermano Rogelio, no solo fue un gran defensor de los clubes que ha representado, él es un gran defensor de la familia, de lo justo, de lo correcto, es, de verdad, un maravilloso ser humano. Ya quisiera yo, que el fútbol boliviano de hoy tenga más jugadores como él”, estas palabras pertenecen a la destacada comunicadora y una de la voces más hermosas de la locución boliviana, Soraya Delfín Valdez… la fan número uno y hermana menor de Rogelio, quien le brindó una entrevista exclusiva a Retro Fútbol de Deportes EL DIARIO.
Rogelio Delfín Valdez recuerda que de niño, su mamá, Doña Amalia, pasaba mucho tiempo lavando su ropa deportiva, que mayormente estaba teñida de rojo.
“Tuve una infancia muy bonita, siempre con el balón bajo el brazo, siempre jugando, tanto en el barrio como en el colegio. Recuerdo los campeonatos que jugábamos en la Juvenca desde la categoría ‘Mosquitos’, en la cancha ubicada en la calle Almirante Grau, cuyo piso era de ladrillo molido, después de los partidos, acabábamos completamente colorados, la ropa colorada y ahí venían las retas de las mamás porque ellas eran las que tenían que lavar la ropa.
También recuerdo los partidos que jugábamos entre calles, en la Bartolina Sisa, un espacio empedrado y disputábamos juegos emocionantes entre las calles: Almirante Graun vs. Boquerón, eran minutos y hasta horas de mucho ahínco, de mucho temperamento”, comienza su relato.
Es que Rogelio fue un futbolista que salió de las calles más tradicionales de La Paz, se forjó al calor de la protectora “ollada chukuta” y llegó a lo más alto que puede anhelar un deportista, que es representar al país.
“Mi romance con el fútbol comenzó de muy niño, cuando acompañaba a mi señor padre, Coronel Néstor Delfín (QEPD) a las jornadas de la Asociación de Fútbol de La Paz (AFLP), él era un fanático bolivarista”, dice.

En esa época, el equivalente a los equipos profesionales de hoy, eran los de la AFLP. Delfín sostiene que “eran grandes semilleros”, porque contaban con la segunda división, tercera división y cuarta especial.
“En ese tiempo nos fuimos a probar al club Mariscal Santa Cruz, con un amigo de calle, Willy Chambilla. Nos tomaron en cuenta, nos escogieron para la cuarta especial. Era muy lindo pertenecer a un equipo porque de esa manera teníamos el carnet de ingreso libre a los partidos. Era algo muy preciado para todos los chicos”, rememora y sonríe.
Rogelio Delfín comenzó su trayectoria deportiva en el club Mariscal Santa Cruz y pasados los años, en 1972, debutó en la profesional del club Litoral, de la mano del profesor Mario Dimeglio.
“A nivel profesional, milité en el club Litoral en el año 1972 y 1973. Del año 1974 a 1979 pasé a formar parte del club Always Ready cuando era un genuino representante de la zona de Miraflores, donde tuve la oportunidad de conocer a grandes dirigentes como don Jorge Carrasco, Enrique Crespo, Carlos Jhanssen, entre otros”.
El año 1980, el entrenador paraguayo Carlos Sanabria, encantado con su potencia e inteligencia para defender la zaga de sus planteles, lo llevó al club The Strongest, que logró el subcampeonato de la desaparecida Liga Profesional del Fútbol Boliviano.
“Una mañana, en 1980, recibo una llamada telefónica de la secretaria de Don. Mario Mercado, quien me anunciaba que su jefe quería reunirse conmigo. Yo (sin dudarlo) me dirigí hasta las oficinas de Emusa en la avenida 20 de Octubre. Me sentí muy complacido de conocer personalmente a este gran dirigente. El motivo de la convocatoria era que quería que me enrole a Bolívar. Me pidió que ultimara detalles con otro dirigente de apellido Rojas. Entonces fui a buscarlo a pedido de Don Mario. Lamentablemente, el Sr. Rojas me hizo esperar en antesala por más de una hora y media. Nunca nos reunimos. Ese mismo día a las dos de la tarde, The Strongest ya tenía el contrato listo para mí. Tampoco dudé en defender los colores del Tigre. Ese año fuimos subcampeones”, recuerda, como una de sus más grandes anécdotas de vida.
En el año 1981 volvió a formar parte de Always Ready para luego pasar al club Chaco Petrolero, donde militó de 1982 a 1988.
Rogelio coronó su trayectoria siendo convocado dos veces a la Selección Paceña, la Selección Juvenil Boliviana, otras dos y la absoluta, en una oportunidad.
“Vistiendo la camiseta de Bolivia disputé el Torneo Juventudes de América que se llevó a cabo en Lima (Perú) en el año 1975. El año 1977 fui convocado a la Selección Boliviana para los VIII Juegos Bolivarianos, lastimosamente por una lesión, tuve que dejar el equipo”, lamenta.
“Fue inolvidable para mí, que el profesor Ramiro Blacutt me lleve a la Selección Absoluta para la Copa América 1979”, expresa.
La Copa América de 1979 fue especialmente grata para Bolivia. Con una plantilla conformada por Carlos Conrado Jiménez, en el arco; Eduardo Angulo, Rogelio Delfín, Erwin Espinoza, Aldo Fierro, Luis González, Edgar Vaca y Ramiro Vargas, como defensores, Miguel Aguilar, Carlos Aragonés, Pablo Baldivieso, Carlos Borja, Ovidio Messa, Erwin Romero, como centrocampistas; Windsor Del Llano, David Paniagua y Jesús Reynaldo, como delanteros; con estos hombres, se logró superar a dos grandes en La Paz: a la Argentina de Diego Maradona y al Brasil de Zico.
El 16 de agosto de 1979, en el Morumbí de Sao Paulo los brasileños se tomaron revancha con un resultado relativamente ajustado, 2 a 0. Delfín participó importantes minutos del juego en el segundo tiempo y le tocó marcar al mejor delantero del mundo, por entonces, Arthur Antunes Coimbra, más conocido como Zico.
Fue, con todo, una muy buena performance del equipo dirigido por Blacutt, al punto que desplazamos a la Argentina al tercer lugar y nos colocamos detrás de Brasil que clasificó a la siguiente ronda. Ganó el campeonato Paraguay.
Rogelio no menciona aquel capítulo histórico de su carrera, que sin embargo, está presente en la retina de los bolivianos y sobre todo, de su familia.
“Dejé el fútbol cuando me aprestaba a cumplir los 35 años, pese a que tenía ofertas de Litoral, San José y Magisterio Rural. Puse en la balanza muchas cosas entre ellas, pasar a trabajar banca, Banco Boliviano Americano”, afirma, al reflexionar que su compromiso laboral con entidades financieras ocupó otra gran parte de su existencia.
“Me gustaría que me recuerden cariño, como una persona honesta y sincera. Que me recuerden como lo hacen hoy en día. Gracias a Dios tengo reconocimiento de ambos lados, de la banca y de fútbol. En ambas facetas de mi vida gané grandes amigos”, asegura.
Rogelio Delfín es un hombre amable, inteligente y con gran carisma. Sincero en sus apreciaciones, pero jamás hiriente.
“El fútbol de ayer era más pasional, había más cariño a las camisetas que uno defendía. Hoy se ha mercantilizado mucho. Para los jugadores prima lo económico, nos les importa las instituciones, claro ejemplo son los equipos que han desaparecido, como por ejemplo San José, por malos manejos administrativos”, opina.
Admira el trabajo que en el pasado del fútbol boliviano se hizo con la Academia “Tahuichi Aguilera” en materia de divisiones inferiores y asegura que este esfuerzo fue la semilla para que lleguemos al Mundial de estados Unidos 1994.
“A nivel profesional, a veces nos llenamos de gente extranjera que solo viene a hacer dinero”, sentencia y recomienda que se fomente más el fútbol que sale de Yungas y Tarija.
“A los jóvenes que quieren dedicarse al fútbol profesional les digo que es una profesión muy rentable, les ayuda a asegurar su futuro. Aconsejarles que si se van dedicar a este deporte, lo hagan de forma constante y con mucha disciplina. Hay grandes promesas que se han quedado en el camino por su falta de consecuencia, de integridad. Por desviarse en el camino, por dedicarse a actividades que al final, solo hacen daño”, subraya.
El silencio lo invade ante la última pregunta… ¿Cuál es su deseo personal?. “El mayor deseo, en lo que me queda de vida desde mayo de 2003, es algún día volverme a encontrar con mi hijo a quien lo perdí en un accidente automovilístico, cuando apenas cumplía 21 años…”, suspira y da por concluida la entrevista, Rogelio, el buen futbolista, pero por sobre todo, el gran ser humano.

‘Si van a dedicarse al fútbol, háganlo de forma honesta y constante’

VALOR PACEÑO

FICHA
Nombre: Rogelio Delfín Valdez
Lugar de nacimiento: La Paz
Fecha de Nacimiento: 4 de septiembre de 1953
Lugar de radicatoria actual: La Paz
Ocupación actual: Jubilado de la banca, después de 32 años de trabajo.
Familia: Amalia Valdez (madre), Néstor, Yamel, Soraya (hermanos). Michell, Brenda y Flavia (sobrinas)

GHILKA SANABRIA

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