Un dramático accidente de entrenamiento militar se ha producido en las aulas del Colegio Militar Gualberto Villarroel de Irpavi, el mismo que causó profunda impresión y ha estremecido las fibras más profundas de la sensibilidad nacional. Dos jóvenes saltaron a tierra, sin tener mayores seguridades, desde una torre de 25 metros de altura, quedaron gravemente heridos y dejarán de formar parte de por vida del Batallón de cadetes.
Ese ejercicio de entrenamiento, denominado “salto de la muerte”, era el más peligroso y bajo ese título los cadetes saltaban al vacío sin las seguridades del caso, por lo que dos de ellos, cumplieron con la trágica obligación. A esos detalles se suman otros, entre ellos que las autoridades de dicha institución y los instructores descuidaron su atención y deberes o dieron órdenes inoportunas e incompletas que provocaron la desgracia de dos estudiantes. También se descubrió que en el Colegio Militar hay sistemas de educación que son obsoletos e innecesarios, además, se trataría de abuso de autoridad y violación de los derechos humanos.
Este accidente merece una investigación especial que no solo llegue a autoridades inferiores y medias, sino a las del alto mano y, al mismo tiempo, al Ministerio de Defensa. Pero, aún más, que sean analizados los programas de estudio, de tal forma que se deje para el pasado programas de principios del siglo pasado y que, pese a cambios profundos en el país, continúan en vigencia, lo cual es perjudicial tanto para las mismas fuerzas armadas como para el país.
En todo caso, es necesario erradicar ejercicios obsoletos que atentan contra la vida de los estudiantes de la institución militar, que van contra los derechos humanos y que, además, se producen en medio de presiones discriminadoras y aún racistas. Por ello es urgente poner a esta entidad castrense a tono con la educación militar y de acuerdo con la evolución del arte de guerra, en la que ya no se producen grandes batallas y muertes de miles de soldados, sino solo destrucción de ciudades y eliminación de civiles inocentes.
Al parecer, la educación tradicional está tan poco evolucionada, que podría decirse que se busca educar a los candidatos a militares a saltar al vacío con paracaídas defectuosos o sin el debido entrenamiento.