domingo, septiembre 1, 2024
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La escuela: jungla de fuertes y débiles

Las analogías son buenas para ejemplificar lo que sucede en la sociedad, así la gente y los gobiernos entienden mejor los problemas que aquejan a adultos y menores hoy, cuando el mundo ha evolucionado no sólo tecnológicamente, sino en cuanto al pensamiento y la forma de interactuar entre unos y otros. Las nuevas generaciones no son las mismas de hace 20 o 30 años, desde sus hábitos de consumo de información y, sobre todo, en su “ego observador”, que desde el psiconálisis es la capacidad de la conciencia de uno mismo que permite dominar las propias reacciones.
La dimensión de controlar las reacciones del individuo, era manifestaba en los años 70 por John Mayer, psicólogo de la Universidad de New Hampshire en EEUU, junto a Peter Salovey, quien formuló la teoría de la inteligencia emocional. Aunque existe una distinción lógica entre ser consciente de los sentimientos y actuar para cambiarlos, Mayer consideraba que a todos los efectos prácticos ambas cosas suelen estar unidas: reconocer un humor desagradable es sentir el deseo de superarlo. Cuando decimos “¡Basta!” a un niño cuya rabia lo ha llevado a golpear a un compañero, seguramente interrumpimos los golpes, pero la rabia sigue encendida.
Ese tipo de escena descrita, es una realidad de las escuelas donde el bullying está ganando la batalla a las víctimas (niños y adolescentes), a los directores, a los profesores y a los padres y madres de familia. Los protagonistas de este problema son menores de edad que no están midiendo las consecuencias de sus actos.
Hoy algunas escuelas se han convertido en junglas salvajes, donde la lucha por la supervivencia se hace más evidente entre el fuerte y el débil. El fuerte como el león que devora a su presa débil, como una tierna gacela que tiene que correr para salvar su vida. Así ocurre en las aulas, patios de recreo y pasillos de las unidades educativas, sin distinción de clase social.
El caso del niño Gael, de 6 años, en la ciudad de La Paz, Bolivia, estudiante de la Unidad Educativa “Brasil”, que fue agredido en la clase de música por su compañero, clavándole un lápiz recién tajado en el ojo derecho, debe convocar a la justicia y a clamar por una mayor conciencia y acción de toda la sociedad y de las instituciones gubernamentales. Lamentablemente, la víctima está con poca probabilidad de recobrar la visión al 100%, su familia con gastos económicos por medicamentos y una serie de cirugías oculares, con fuertes sumas, sin el apoyo moral de su directora, resarcimiento de daños y perjuicio por parte de los padres del niño agresor. Es un cuadro de tristeza y consecuencias en una persona de tan corta edad, incapacitada para desenvolverse plenamente en un futuro.
Otro caso también público, fue el de dos estudiantes del colegio Holanda, también de La Paz, que agredieron a sus compañeros discapacitados, golpeándolos en el piso. Los jóvenes violentos fueron expulsados, hecho que es una acción justa, pero el castigo no debería terminar ahí, sino sancionarles con un escarmiento moral, con un trabajo comunitario y terapia psicológica a cargo de instancias públicas; en caso contrario, pueden ser reincidentes o convertirse en potenciales seres violentos y criminales.
Mientras esto sucede, la pregunta es qué hacen los representantes de instituciones del Estado, de los gobiernos departamentales y municipales de gestión social y desarrollo humano que no activan un plan de prevención integral que incluya a padres, educadores y estudiantes de primaria y secundaria, con el concurso de la Policía y de brigadas de plataformas ciudadanas y activistas que sumen esfuerzos contra este mal que está sumergiendo en la depresión a las víctimas, que en muchos casos terminan suicidándose.
Entre las brigadas ciudadanas se podría tomar en cuenta como aliados a los mismos estudiantes, aquellos que no miran del balcón las situaciones de acoso escolar, ayudando a empoderar a sus compañeros víctimas, para ser actores conciliadores de partes en coordinación con sus profesores.
Los cinco tipos de bullying que se tiene que enfrentar de manera agresiva, con campañas sostenidas de comunicación, son: 1) El bullying físico. 2) El bullying verbal. 3) El bullying social. 4) El ciberbullying. 5) El bullying carnal.
Dependerá de los involucrados en esta problemática social que actúen con más sentido humano y espíritu solidario, para que no permitan que las escuelas sigan convirtiéndose en junglas, sin normas y reglas de juego, donde los más fuertes se coman a los más débiles ante la vista de observadores pasivos.

La autora es comunicadora social, docente de postgrado y capacitadora en habilidades sociales y de prevención.

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