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Analizar Canje de Deuda por Naturaleza

El gobierno del Ecuador anunció el canje de deuda por conservación de naturaleza, que permitirá a ese país tener un ahorro de 1.100 millones de dólares en deuda e invertir 450 millones de dólares en las islas Galápagos.
El ministro de Economía y Finanzas del gobierno ecuatoriano, Pablo Arosemena Marriott, dijo que con esta operación su país protege sus activos naturales irreemplazables, reduce la deuda pública, aumenta la estabilidad fiscal y crea oportunidades para satisfacer otras necesidades básicas como la atención médica y la educación.
Con este acuerdo, las áreas protegidas de las Galápagos, como sus dos Reservas Marinas y el Parque Nacional, serán fortalecidas mediante el monitoreo, control y patrullaje. Las actividades permitirán asegurar la integridad de los ecosistemas marinos claves del archipiélago, incluyendo especies migratorias en peligro crítico, como los tiburones ballena y martillo, tortugas marinas, entre otros. Los recursos también apoyarán el trabajo de Ecuador para monitorear la salud de los océanos, promover la pesca sostenible y fortalecer la resiliencia climática.
Ecuador no es el primer país latinoamericano que va por este camino. Costa Rica ya está en su segundo Canje de Deuda por Naturaleza. En las últimas décadas, buscó apoyarse en iniciativas de cooperación bilaterales y multilaterales para fortalecer los esfuerzos de conservación de la biodiversidad, servicios ecosistémicos, mitigación y adaptación al cambio climático. Una de estas iniciativas llevó a la suscripción, en el año 2007, del Primer Canje de Deuda por Naturaleza con el Gobierno de los Estados Unidos.
En el 2010, firmó el Segundo Canje de Deuda por un monto de 27 millones de dólares, con el objetivo de financiar la consolidación de las Áreas Silvestres Protegidas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) priorizadas en el Programa Costa Rica por Siempre.
Una de las principales ventajas de esta iniciativa es que permite reducir la deuda pública de los países en desarrollo, lo que a su vez les da un respiro financiero y les permite invertir más recursos en la protección del medio ambiente y el bienestar de la población. Además, al generar incentivos para la conservación de los recursos naturales, se contribuye a reducir la presión sobre los ecosistemas y a mejorar la calidad de vida de las comunidades.
Todo este prólogo solo tiene la intención de justificar mi sugerencia de que el gobierno boliviano considere con seriedad la posibilidad de negociar un acuerdo de Canje de Deuda por Naturaleza.
Si lo hacemos, tenemos la posibilidad de aliviar en algo la necesidad de divisas para honrar nuestra deuda externa y, al mismo tiempo, tener recursos para el cuidado y protección del medio ambiente, como los parques nacionales y reservas naturales.
Debido a los efectos económicos de la pandemia, los países latinoamericanos no están destinando recursos a la sostenibilidad a largo plazo, ni a la mitigación o adaptación a los efectos del cambio climático.
El programa de Canje de Deuda por Naturaleza estuvo de moda en los años 80 del siglo pasado, tras la crisis de deuda en América Latina. Ahora resurge como solución a las crisis económicas provocadas por la pandemia.
Además del programa Canje de Deuda por Naturaleza está la campaña Deuda x Clima (Debt for Climate en inglés) que busca la anulación de las deudas del Sur para permitir una transición justa y autodeterminada, y responsabilizar a los países del Norte global por sus deudas ecológicas.
La deuda promedio de los países de renta baja y media, excluida China, alcanzó el 42% de su renta nacional bruta en 2020, frente al 26% en 2011, según el Banco Mundial. En el caso de los países de América Latina y el Caribe, los pagos anuales solo para atender el servicio de esa deuda representaron una media del 30% de sus exportaciones totales.
Debemos recordar que, en 1987, la ONG ecologista Conservación Internacional organizó el primer canje de deuda por naturaleza del mundo, entre Bolivia y acreedores extranjeros, que perdonaron 650.000 dólares de su deuda, y estableció tres áreas de conservación alrededor de la Reserva del Beni.
Los elevados pagos de la deuda hacen que los países de esta parte del mundo no tengan los recursos necesarios para actuar frente a la crisis climática y de biodiversidad. También debemos considerar que las crisis ambientales aumentan su vulnerabilidad, y eso puede elevar su riesgo soberano, aumentando el costo de la deuda. Es un verdadero círculo vicioso.
Como solución, los países y las organizaciones internacionales están hablando de canjes de deuda por clima y naturaleza para abordar todos estos problemas al mismo tiempo.
Tomando en cuenta los posibles resultados favorables que tendría el país si llegáramos a acuerdos de Canje de Deuda por Naturaleza, los empresarios esperamos que el Gobierno no rechace la posibilidad sin antes realizar un análisis de los puntos a favor y en contra que tendría esta posibilidad.

El autor es licenciado en economía, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).

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