viernes, septiembre 27, 2024
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Retorno al coloniaje y al extractivismo

Como se vio en alguna oportunidad, la palabra “cambio” es una abstracción y no se sabe a qué se refiere, si es el cambio de clima, de camiseta, o de condición civil, etc. Se puede decir que solo existe el cambio concreto, como el caso de cambio de la condición colonial de un país a la condición nacional, o del cambio del feudalismo a la democracia, los que, en términos políticos, son cambios concretos.
En los últimos cincuenta años, en particular en los últimos veinte, Bolivia ha registrado “notables” cambios, pero en otro sentido. En efecto, el país ha cambiado, pero de adelante hacia atrás, de la democracia hacia el feudalismo, o de la condición nacional a la colonial. Y ese asunto se confirma en los hechos.
En efecto, en lo que se refiere al cambio de la condición nacional a la colonial, se tiene el caso de la minería. Hasta fines del siglo pasado, el país luchaba por producir materias primas para su industrialización interna y dejar para siempre la exportación o extractivismo de materias primas para ser industrializadas en países de allende los mares. En especial se debe hacer referencia a la exportación de minerales.
Cada vez se exportaba menos metales y minerales, pero ahora existe una tendencia creciente a exportar esos recursos naturales, casi exclusivamente. Ya no exportábamos estaño y ahora se lo está haciendo, mientras la fundición de Vinto está a punto de cerrar porque no tiene esa materia prima en cantidad suficiente y debe a Comibol alrededor de 80 millones de dólares. Tal situación está obligando a la mina Colquiri a exportar estaño en barrilla al exterior y ya no enviarlo a Vinto.
Ahora exportamos oro en mayores cantidades, cuando ya no se lo hacía. Por otro lado, nunca fuimos exportadores de hierro y ahora se lo está haciendo en cantidades más grandes cada mes. Asimismo, estamos exportando plata y anexos, al extremo de que el yacimiento de San Cristóbal se está agotando, sin que se produzca el consiguiente beneficio para los potosinos, en la misma forma que ocurrió con el Cerro de Potosí, ahora en estado de grave deterioro.
Ni qué decir de la exportación de litio, como no ocurría hace veinte años. Igual cosa sucede con la exportación de plomo, azufre y metales raros. Menos se puede decir de la exportación de hidrocarburos, goma elástica, almendras, carne y mano de obra.
Sin embargo, mientras se impulsa esas exportaciones por parte de empresas privadas y mínimamente por parte de empresas nacionales, las exportaciones de productos agrícolas han caído a cero, y casi todo lo que consumimos llega mediante la importación estatal, privada o el contrabando.
Es cierto que, en el régimen actual, se pregona la industrialización, pero ésta no funciona o lo hace a medias y sin beneficios para el pueblo boliviano. Es más, esos afanes de industrialización son para industrias que no funcionan o funcionan a pérdida y no dan beneficios al pueblo boliviano. En esa forma, se puede decir que el “cambio” pregonado por el MAS en Bolivia desde hace veinte años, ha sido un “éxito”. Hemos cambiado de país con economía nacional a una economía de un país con la condición colonial, por decir lo menos.

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