domingo, julio 7, 2024
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El relanzamiento de la integración suramericana

A fines del mes pasado, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente del Brasil, convocó a los líderes de los países suramericanos a una cumbre, con la meta de relanzar la integración que, pese a muchos intentos, sigue siendo una asignatura pendiente de los suramericanos.
Para esta reunión, el presidente brasileño convocó a los presidentes de los once países suramericanos: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. La única ausente fue la mandataria peruana, Dina Boluarte, que envió un representante.
Los intentos de la unión de esta parte del mundo tienen sus orígenes en los tiempos de la independencia de la Corona Española.
Solo para mencionar algunos, podemos señalar que a fines del Siglo XVII está Francisco de Miranda, precursor de la lucha por la independencia de los pueblos latinoamericanos y su papel en la gestación de la cultura integracionista.
Luego tenemos a Simón Bolívar, que en 1826 convocó a un congreso americano, hecho que constituyó el primer intento concreto de alcanzar la unión de las repúblicas americanas. Por entonces, el objetivo del libertador era formar una confederación de estados hispanoamericanos, en la que no estaban directamente contemplados los Estados Unidos.
Más tarde, otras tres iniciativas intentaron cumplir con los designios proclamados por el líder caraqueño: el Primer Congreso Americano de Lima (1847), el Congreso Continental de Santiago de Chile (1856) y el Segundo Congreso Americano de Lima (1864). Con la presencia de apenas unos pocos países, el intento de hacer frente a las amenazas externas no logró plasmarse en un proyecto de integración.
Hace casi cuatro años escribí en un comentario sobre que Latinoamérica, una región de países que tienen mucho en común, no puede materializar su integración pese a varios intentos fallidos. Desde mediados del siglo pasado se intenta la integración de la región para promover el comercio intrarregional con la ALALC en 1960, el Pacto Andino (ahora Comunidad Andina de Naciones) de 1969; la ALADI en 1980, y el Mercosur, creado en 1991.
La historia de estos y otros intentos pasó de la euforia fundacional, donde se prometía todos los esfuerzos y el apoyo político necesarios, para luego encontrar tropiezos, como las renuncias de algunos fundadores, el retaceo de aportes económicos y de dedicación, porque pensaban que no los trataban como se merecían; no faltaron razones políticas. Todo esto evitó el éxito de los intentos integracionistas.
Como lo reconocen entendidos en la materia, la autonomía real de un Estado en el sistema internacional depende de diferentes factores: la cantidad de habitantes, su potencia económica y su capacidad para resolver conflictos y evitar la violencia interior, lo que a su vez está relacionado con los niveles de igualdad social.
En el mundo de hoy, solo pocos Estados o bloques integrados –Estados Unidos, la Unión Europea, China e India– cumplen estas condiciones. En este marco, los países suramericanos, con la posible excepción de Brasil, difícilmente logran su autonomía plena, por lo que la integración regional –a través de la articulación de los mercados, la construcción de instituciones supranacionales y la integración monetaria– es el único camino posible.
Debemos estar conscientes de que los países de América del Sur juntos, tienen una población total de algo más de 444 millones de habitantes, frente a los 600 millones de habitantes de América del Norte y los casi 450 millones de personas de la Unión Europea.
De la superficie de estas tres regiones, podemos señalar que América del Sur tiene algo más de 17 millones de kilómetros cuadrados; América del Norte casi 25 millones de kilómetros cuadrados; y la Unión Europea algo más de 4 millones de kilómetros cuadrados.
Respecto a los recursos naturales, tenemos una riqueza envidiable: la mayor reserva de litio del mundo está en el triángulo formado por Bolivia, Argentina y Chile. Entre Brasil y Bolivia tenemos una gran reserva de hierro. Somos grandes productores y exportadores de alimentos. Tenemos reservas crecientes de hidrocarburos y tenemos los recursos humanos necesarios para trabajar por la región.
Los empresarios bolivianos coincidimos con el presidente Lula, quien llamó en Brasilia a sus pares suramericanos para superar las diferencias “ideológicas” y trabajar en la integración regional.
Para hacer realidad el desarrollo sostenido de esta parte del mundo debemos utilizar, de la mejor manera posible, todos los recursos naturales existentes, y con el respaldo de Brasil, buscar una integración políticamente acordada, con un accionar político global, con criterios de desarrollo y seguridad comunes.

El autor es economista, Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).

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