domingo, julio 7, 2024
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Informes periódicos de nuestras representaciones

Hace poco tiempo, un diario argentino preguntó si su gobierno habría presentado sin retrasos los informes que, por ley, deberían ser enviados por sus embajadas y consulados. Al respecto, correspondería preguntar a nuestra Cancillería si efectivamente se recibe esos informes enviados por embajadas y consulados que el país tiene en el exterior. Y los medios de comunicación deberían tomar conocimiento de esa labor y, si hubiese cuestiones delicadas, que se les otorgue las reservas del caso, pues nadie podría violar el compromiso de ser discretos. El gobierno o la Cancillería deberían informar sobre estos reportes que deberían ser conocidos oportunamente.
Al respecto, corresponde señalar que muchas reparticiones públicas evitan la emisión de informes sobre el desempeño de funcionarios en misiones diplomáticas o consulares, guardando las reservas para los asuntos que oportunamente indique el Ministerio de Relaciones Exteriores. Muchas veces, los medios de comunicación comentan sobre casos que son ignorados por nuestras autoridades, pero que fueron dados a conocer por representaciones extranjeras.
Se debe reconocer que estos descuidos son porque muchas de nuestras representaciones diplomáticas están ocupadas por personas ajenas al servicio exterior y que no recibieron la preparación académica necesaria, aparte de no contar con información precisa.
Son cuestiones que la Cancillería debería prever, porque es parte de su responsabilidad con el país, aunque se sabe bien que la improvisación en la designación de personal no calificado impide que se cumplan normas y regulaciones establecidas a nivel internacional.
A pesar de que hace bastante tiempo la opinión pública pide que nuestros representantes en otros países tengan vastos conocimientos en materia de relaciones internacionales, se observa desinterés gubernamental por atender tal solicitud. Por el contrario, continúan las designaciones cuestionables, particularmente de personas afines al partido oficialista, que más que todo resaltan por tareas políticas o sindicales de apoyo incondicional al actual gobierno, en general sin relación con el ámbito diplomático.
Lo peor es que, a raíz de esta característica, cada cierto tiempo Bolivia pierde en muchos casos de diversa índole, que son llevados ante organismos internacionales de juzgamiento. Pruebas de ello hay muchas, sin que, lamentablemente, se aplique soluciones como designar para cargos diplomáticos a personas capacitadas y de conducta intachable.

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