“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza el refrán. He ahí la referencia para catalogar a los políticos y al común de los mortales. Dicho esto, abordemos el tema.
Quienes afirmaron que la vulneración de libertades en Venezuela es una narrativa, parece que han leído una parte del libreto estratégicamente elaborado por la izquierda que detenta el Poder, en muchas naciones de la región. La tendencia de ésta es expandirse, utilizando el discurso anti estadounidense, con el afán de promover el entreguismo de la soberanía de los pueblos, a un imperialismo afín a sus objetivos político – ideológicos. De otro modo no se explica tal actitud.
El mundo democrático ha recibido con estupor esas descabelladas insinuaciones. Los pueblos latinoamericanos lucharon, sin medir consecuencias, por la recuperación del sistema de libertades, en el siglo pasado. Éste, en todo caso, no fue una concesión gratuita ni un regalo de alguien. Pero quienes estuvieron movidos por apetitos personales, o inducidos por intereses sectarios, pensaron que la ciudadanía se va a tragar aquella “pildorita” llamada falacia. Lastiman, con esa actitud propia de quienes atentan contra la moral política, la memoria de hombres y mujeres que se sacrificaron, en su momento, por la restitución de las libertades. Poniendo en riesgo, inclusive, la seguridad de sus familiares.
“La situación de los derechos humanos en Venezuela es una realidad seria y no una construcción narrativa. He tenido la oportunidad de ver (esa realidad) en los ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy en día están en nuestra patria y que exigen también una posición firme y clara”, dijo, a propósito, el presidente de Chile, Gabriel Boric (1).
“El hombre es malo, y aún más malo cuanto más se civiliza”, señala, el fructífero escritor Teilhard de Chardin (2).
En consecuencia: “el hombre es malo” cuando admite que la vulneración de los Derechos Humanos, en el país petrolero, es una narrativa. No sabemos si está cuerdo o adolece de lagunas mentales. Es una tergiversación de la verdad histórica. Parece que estuviera parcializado con la dictadura o ignora, deliberadamente, la realidad venezolana. Más parece una actitud servil, en un marco político – ideológico. No creemos, además, que haya sido una declaración gratuita.
“Y aún más malo cuanto más se civiliza”. Por consiguiente: es cuestionable que haya estrechado las manos de un dictador. Es como si hubiera estrechado las manos de Fidel Castro, de Francisco Franco o de Augusto Pinochet, quienes conculcaron las libertades ciudadanas, para perpetuarse en el Poder. Sus excesos fueron condenados por la mayoría de los pueblos del mundo. Ello está registrado en la memoria histórica.
En suma: los aludidos han perdido credibilidad y están en la cuerda floja, ciertamente.
NOTAS
(1) “Boric pide responder con más “democracia al autoritarismo”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 31 de mayo de 2023.
(2) Teilhard de Chardin: “El porvenir del hombre”. Talleres de Gráficas Roma, Madrid – España, 10 julio de 1965. Pág. 184.