La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, anunció ayer que, después de casi seis años de ausencia, Estados Unidos ha anunciado su intención de reincorporarse a la organización el próximo mes. Su regreso implica pagar más de $us 600 millones en cuotas atrasadas, y el alivio de una disputa de más de diez años.
Azoulay dijo a los Estados miembros que la decisión era «un fuerte acto de confianza, en la Unesco y en el multilateralismo», y en la forma en que la agencia estaba implementando su mandato sobre cultura, educación, ciencia e información.
En una carta enviada a Azoulay, el Departamento de Estado de Estados Unidos «acogió con beneplácito la forma en que la Unesco ha abordado los desafíos emergentes en los últimos años, modernizó su gestión y redujo las tensiones políticas», según informó la agencia en un comunicado.
La medida se enfrentará a una votación de los estados miembros en las próximas semanas, pero la aprobación parece una formalidad después del gran apoyo que parece haber recibido el anuncio en la sede de la agencia en París.
Según el plan presentado por el Gobierno de EEUU, además de lo adeudado, el país pagaría también USD 10 millones en contribuciones adicionales destinadas a diferentes temáticas, como la educación sobre el Holocausto, la seguridad de los periodistas alrededor del mundo, la educación científica y tecnológica en África, y la preservación del patrimonio cultural en Ucrania, uno de los grandes objetivos de la agencia.
Desde 1945, la misión de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura consiste en «contribuir a la edificación de la paz en el mundo mediante la cooperación internacional, por ser ésta el único medio de tender puentes entre las naciones», según define la misma agencia.
PALESTINA Y EL ORIGEN DE LA DISPUTA
Antes de su retirada, la financiación estadounidense constituía el 22% del presupuesto de la agencia. En el año 2011, EEUU -bajo el mandato de Barack Obama- dejó de financiar a la Unesco, luego de que una mayoría de países aceptara a Palestina como Estado miembro. Una ley de 1990 aprobada en el Capitolio prohibía la financiación estadounidense a cualquier organismo internacional que lo admitiera.
El gobierno de Donald Trump decidió en 2017 retirarse de la agencia por completo el 31 de diciembre de 2018, citando prejuicios antiisraelíes de larga data y problemas de gestión. El retiro formal se produjo el 1 de enero de 2019, seguido de Israel. Según los registros, a diciembre de 2020, EEUU le debía a la Unesco alrededor de USD 616 millones en cuotas de membresía impagas.
EEUU es miembro fundador de la UNESCO y se había retirado una vez antes -de la mano de Ronald Reagan, en 1984-, y luego se incorpora en 2003 -gracias a George W. Bush.
Desde ese momento, Azoulay ha estado trabajando para lograr que su mayor fuente de financiamiento se reincorpore. Este regreso es posible gracias a un acuerdo alcanzado por el Congreso de EEUU en diciembre de 2022, como parte del proyecto de ley de asignaciones ómnibus de USD 1,7 billones, que autoriza la reanudación de las contribuciones financieras a la organización.
La legislación habilitante de diciembre pasado otorga una dispensa a esa ley de 33 años, según explicó la ONU.
Todavía no se sabe cuáles son los planes de Israel o si planea volver. Israel ha acusado durante mucho tiempo a las Naciones Unidas de parcialidad antiisraelí.
LA COMPETENCIA CON CHINA,
LA RAZÓN DEL REGRESO
El secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, ya se había pronunciado a favor de volver a unirse y les dijo a los legisladores en abril de 2022 que era importante ser miembro para ayudar a dar forma a sus normas y estándares, contribuyendo a su trabajo fundamental en educación e inteligencia artificial.
Ahora, los funcionarios estadounidenses dicen que la decisión de regresar estuvo motivada por la preocupación del gobierno de Joe Biden de que China está llenando el vacío dejado por los EEUU en la formulación de políticas de la Unesco, especialmente en el establecimiento de estándares para la inteligencia artificial y la educación tecnológica en todo el mundo.
En marzo, cuando se presentó en EEUU el presupuesto para el próximo año fiscal, el subsecretario de Estado para la Gestión, John Bass, dijo que el gobierno de Biden creía que reincorporarse ayudaría al país en su rivalidad global con China: «(Volver) nos ayudará a abordar un costo de oportunidad clave que nuestra ausencia está creando en nuestra competencia global con China».
«Si realmente nos tomamos en serio la competencia de la era digital con China, desde mi perspectiva, en un conjunto de intereses claros, no podemos darnos el lujo de estar ausentes por más tiempo de uno de los foros clave en los que se establecen los estándares en torno a la educación, la ciencia y la tecnología», había dicho Bass. «Y hay una serie de otros ejemplos en ese espacio de la misión de la Unesco donde se nota nuestra ausencia y donde se socava nuestra capacidad de ser tan eficaces en la promoción de nuestra visión de un mundo libre».
Efectivamente, en su comunicado de prensa anunciando la decisión de EEUU, la Unesco señaló que se han lanzado nuevas iniciativas que empoderan a la agencia «para abordar plenamente los desafíos contemporáneos, como la ética de la inteligencia artificial o la protección del océano».
El embajador de China, Jin Yang, señaló el impacto negativo de la ausencia de EEUU y expresó su esperanza de que la medida signifique que Washington se toma en serio el multilateralismo: «Ser miembro de una organización internacional es un tema serio, y esperamos que el regreso de EEUU esta vez signifique que reconoce la misión y los objetivos de la organización». (Infobae)