domingo, septiembre 29, 2024
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La estatal BoA y el narcotráfico

Una gigantesca ola de corrupción estatal ha surgido en el país, después de que se consideraba que ese mal estaba, por lo menos, en nivel estable. Tal apreciación hizo empalidecer a los más agudos críticos, analistas y observadores de la economía y política del país.

En esta oportunidad, ya no se trataría solo de una epidemia cualquiera, sino que tiene un grado mayor, vale decir que es una pandemia, pues de los casos pequeños se ha pasado a los medianos y de éstos a casos de gran tamaño. Así mismo, está salpicando a nuevos estamentos sociales, a tal extremo que la tan mentada enfermedad, ya no leve sino mortal, ha escalado a niveles del Órgano Ejecutivo nacional y afecta a varios ministros de Estado, de quienes se esperaba los más altos grados de moralidad y honestidad.

Es el caso de un ministro que cobraba coimas hasta de 20 millones de bolivianos a empresas cuyos servicios contrataba, lo que irritó a la población. Pero otro caso de corrupción del ahora exministro de Medio Ambiente, por la enorme suma de 80 millones de bolivianos, ha causado en la opinión pública mareos, que le obligan a tomar medicamentos que calmen el estado de nervios que producen tales denuncias de corrupción en los más altos niveles del Estado.

Por si fuera poco, la corrupción elefante (que ha sustituido a la corrupción hormiga), ahora ha salido a flote en la aerolínea estatal BoA, fundada hace 16 años, en sustitución del LAB. Al respecto, en el aeropuerto Barajas de Madrid, capital de España, se descubrió hace semanas un enorme cargamento de cocaína de alrededor de 480 kilos, procedente de Bolivia mediante la empresa estatal BoA, para ser distribuido en Europa.

Esa fantástica cantidad de cocaína tenía por origen el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz y pasó por lo menos por siete controles aduaneros y policiales para salir en avión y ser embargada en Madrid. Es más, esa denuncia fue hecha por autoridades españolas y si no se hubiese producido esa ostentosa suerte de descubrir las cajas de cocaína, el delito hubiese pasado desapercibido en Bolivia y con la perspectiva de que cargas similares tengan el mismo destino. Además, sin que se sepa cuántos otros cargamentos pasarán los “controles” y llegarán a la capital española, sin hacer referencia a los autores del mencionado envío descubierto, cuyo valor estaría entre 15 a 20 millones de dólares.

Comentar ese acto punible de corrupción internacional no tiene límites. Pero ese contrabando de droga, como otros, es un efecto, ya que es sabido que la distribución de un producto entre los consumidores solo es una consecuencia de determinada causa. Entonces, lo que hay que considerar es que en Bolivia sigue aumentando la producción de coca, materia prima para producir cocaína. Es decir, a más producción de coca hay mayor cantidad de cocaína.

Es de esperar que la investigación del caso del narcoavión de BoA, no se quede en sospechas sobre funcionarios de baja categoría de la línea aérea estatal, cuya eficacia operativa a nivel nacional, por otra parte, es deplorable, como se ve a diario. En cambio, como en el caso de reciente decomiso de droga en Madrid, su eficiencia ha superado los niveles internacionales. Todo ello ha hecho empalidecer los más crudos comentarios al respecto.

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