miércoles, noviembre 13, 2024
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Incoherencias perturbadoras

Si no nos falla la memoria, hace siete años publicamos un artículo comentando el encabezamiento de un periódico local que señalaba la confiscación, por parte de la Policía, de un cargamento de entre siete a ocho toneladas de cocaína, valuado en 640 millones de dólares que, como destino final, tenía la Costa de Marfil, en África, e iba camuflado en contenedores de Baritina, un mineral usado en el lodo para la perforación de pozos petroleros.

Un segundo epígrafe publicado por el mismo medio, dos días después del primero, señalaba: “El Presidente informó ayer que el 11 de febrero, el Estado boliviano firmará el contrato para la industrialización de las reservas de hierro del Mutún con la empresa china Sinoesteel, con una inversión de 465 millones de dólares…”.

Sin ingresar en mayores consideraciones, sobre las técnicas de camuflaje o transporte utilizados por los narcos para exportar su producto y, sin el riesgo de fundir nuestras entendederas por el esfuerzo aplicado, es difícil abstraerse de la tentación de equiparar las cifras señaladas, sin admirar la capacidad económica de los “hermanos agroquímicos” que, con sólo un embarque de su portentoso producto, podrían contar con los recursos necesarios para industrializar nuestra mayor reserva de hierro y hacer sobrar algo para dos hospitales de tercer nivel.

De lo expuesto líneas arriba, inferimos que el poder omnímodo que ejerce el narcotráfico sobre nuestros países, desde el Rio Bravo hasta la Patagonia, ya no constituye ningún secreto, como el envío de los 478 kilos de cocaína que llegaron a España donde, sin duda alguna, las autoridades de ese país tuvieron también que conocer algo sobre este hecho, ya que las nuestras, responsables del sector, aducen ignorar absolutamente el asunto.

Como país productor de materia prima, y de la excelencia del producto acabado, es prudente tomar más en serio los alcances de este oficio, dado que ya existen varios factores que revelan el desplazamiento de cárteles de la droga hacia nuestras fronteras, atraídos por esas facilidades que se les abren a los narcos, en su búsqueda de paraísos políticos y fiscales donde desarrollar plácidamente sus labores y, Bolivia les ofrece las condiciones ideales; por la probada candidez de sus autoridades, por su escasa población, y por su enorme extensión territorial.

Finalmente, no se hace ninguna referencia a la empresa aérea alquilada por BoA para transportar la mercancía, con el sugestivo nombre “Wamos Air”, que en artes autóctonos pareciera decir: “Vamos a Ir” ¿A dónde? Sólo Dios y la Diosa Blanca lo saben. Tampoco se menciona a sus propietarios, ni a su tripulación.

En una entrevista con la presentadora de TV Mirtha Legrand, la excandidata a la presidencia argentina, abogada e influyente política Elisa Carrió, al referirse a la estructura corporativa montada por el kirchnerismo en su país, señaló que el narcotráfico boliviano es el gran cártel que domina todo este proceso, mediante la droga que se produce en el Chapare y llega a la Argentina. Creemos que tales acusaciones, similares o más graves que la que formuló la revista Veja del Brasil hace mucho tiempo, deben ser aclaradas por nuestra cancillería, a fin de evitar incoherencias perturbadoras.

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