viernes, septiembre 27, 2024
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Preocupante futuro de Bolivia

Los sucesos en el mundo y en Bolivia se desarrollan inexorablemente. En el primero, duelen los enfrentamientos bélicos entre la invasora Rusia y Ucrania con destrucción de ciudades, miles de muertos y amenazas de utilización de armamento nuclear.
En países totalitarios de América: encarcelamiento de opositores a sus regímenes, violentas represiones en mítines de protesta; y para qué mencionar otros sucesos tristes y reprochables.

EN BOLIVIA
Son conocidos también los acontecimientos derivados de luchas intestinas, regionalismo, divergencia de ideas políticas y permanentes denuncias de actos de injusticia y otros males. Por esos y otros motivos, mueve a preocupación el futuro de nuestro país, porque todo lo que actualmente ocurre, ya va sucediendo desde hace más de un siglo. Los años y las décadas pasan sin que podamos percibir mejorías y progreso.

AL GRANO
Todo ello nos ha impulsado a realizar la lectura de varios libros y publicaciones que datan de hace más de un siglo. Y toda esa lectura demuestra que la situación en nuestro país no es de las mejores.
En los primeros años de 1900, escritores como Alcides Arguedas (“Pueblo enfermo”, 1909) y Franz Tamayo (“El reino de la bestia”, 1927), ya mostraron su preocupación por el futuro de Bolivia. Y sus observaciones y duras críticas no han sido consideradas por gobiernos y otros sectores de nuestra sociedad. Todavía esos defectos y vicios, persisten.
Esos y otros autores aseguran que Bolivia no progresará si continúa la injusticia, la corrupción administrativa, la politiquería, el racismo entre altiplánicos y orientales y el eterno carnaval, entre otros vicios. Pese a ello, año tras año, esos males se acrecientan más y más. Entonces, aquí la pregunta: ¿qué veremos en el futuro?

LISTA DE MALES
-La justicia: todos los días somos testigos de acontecimientos que vulneran su correcta aplicación. La indisciplina es visible en todas las instituciones.
-La corrupción administrativa ha demostrado una y millones de veces que es invencible. En todo sitio, funcionarios honestos también se corrompen en esa cloaca fétida, porque en estos tiempos, la honradez está considerada como sinónimo de ingenuidad y tontería. Y si alguien duda, que investigue las “movidas económicas” en oficinas estatales y hasta en municipios departamentales y provinciales donde las “coimisiones” son algo “supernormal”.
Alguna vez escuchamos esto: “antes robaban otros; ahora nos toca a nosotros” o “roben nomás, pero no mucho”, en palabras de políticos envanecidos en un nuevo gobierno. Y así, con esos consejos, el mal seguirá su curso.
-La politiquería: con excepciones, los que se dedican a esa lucrativa actividad, no son precisamente ciudadanos destacados y bienhechores dispuestos a servir a su pueblo. Abundan los teóricos que sueñan con aplicar doctrinas fracasadas en otros países; y no faltan ilusos que desean volver a épocas del incario quechua, cuando ellos se consideran aimaras (que fueron sometidos por los primeros).
-El racismo es otra enfermedad nuestra: los unos quieren imponer ideas, costumbres (y banderas) a otros, olvidando que solo la tricolor debería unirnos. Ver esas peleas absurdas ocasiona una gran tristeza.
-Con relación al eterno carnaval: ¿reducirlo o suprimirlo?, es difícil y casi imposible. Día a día aumentan las “entradas” folklóricas y por eso un informe oficial dio cuenta de más de 800 de esas actividades en un solo año en el departamento de La Paz (casi tres jolgorios por día).
Las “entradas” universitarias, la del Gran Poder y las prácticas de bailes autóctonos en escuelas y colegios (desde el pre-básico), demuestran la preparación de “divisiones inferiores” de futuros bailarines y… farreadores callejeros.

OTROSÍ
¿Cuál es su opinión sobre nuestro futuro, amable lector?

El autor es dibujante, escritor y periodista.

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