Los economistas reiteraron permanentemente que el modelo económico del Movimiento Al Socialismo (MAS) depende del contexto externo y el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, señaló que las cotizaciones de soya y minerales favorecerán a la economía nacional. Sin embargo, la inseguridad jurídica vigente aleja a la inversión privada, a pesar de que hay interés del capital extranjero.
El optimismo del Gobierno no se adecua a la realidad, a pesar de que la autoridad estatal asegura que Bolivia se mantiene estable y las perspectivas de expansión para este segundo semestre es importante por las cotizaciones de la soya y minerales. Sin embargo, los economistas señalan que la escasez de dólares provocará el encarecimiento de los productos importados y los elaborados en el mercado interno.
Algunos productos de la canasta familiar no bajan de precio, como el huevo, y el pollo está en promedio dentro de la franja aceptable. Pero el gobierno asegura que la inflación que tiene el país es la más baja de la región, asimismo se abstiene a decir que el costo para los bolivianos es de 2.000 millones de dólares, cifra que podría subir.
Ya el economista y docente de la Universidad Católica Boliviana, Gonzalo Chávez Álvarez, escribió en su @GonzaloCHavezA: “El gobierno vive al día, sin horizonte y cuenta centavos para llegar a fin de año. Hemos entrado en una etapa de prolongar la agonía del modelo económico con paliativos, entusiasmo de corta palo, mucha propaganda y sobre todo un gran barniz ideológico”.
Con respecto a la propaganda, el último gabinete ampliado realizado el pasado fin de mes, se acordó iniciar la propaganda política con mayor información de las obras que se realizan en la gestión de Luis Arce, pero ya entendidos en la materia indicaron que las mismas vienen de la anterior gestión y que no hay nada nuevo en la propuesta.
Contexto externo
El incremento de los precios de las materias primas en el mercado internacional se reflejó en el aumento de las exportaciones bolivianas (más en valor que volumen), pero la situación no fue aprovechada al máximo, la caída de la producción de gas frenó los envíos a mercados externos y no logró repetir la situación que se dio entre 2013-2014.
A pesar de ello el sector no tradicional logró repuntar, en especial los productos alimenticios, que también experimentaron alza de precios, pero los límites a la exportación dejaron pasar la oportunidad de aumentar las ventas.
A eso hay que sumar los avasallamientos en las zonas productivas, que también sembraron incertidumbre sobre la producción de alimentos, debido a la inseguridad jurídica que se vive en estas zonas, por inacción de las autoridades llamadas por ley a poner orden.
Esa situación aleja las inversiones en la agricultura. La revistaplus.com.py publicó un artículo sobre el clima de inversiones y Bolivia se ubica en el décimo lugar, detrás de Argentina, con el menor porcentaje.
Bolivia con 32.1, peor país para la inversión y negocios en América Latina, mientras los mejores son: Paraguay (162.3) y Uruguay (99.3). El artículo señala que en el primer trimestre de 2023 mejoró el nivel en la región a comparación de similar período de 2021.
El índice de clima económico (ICE) de América Latina, que se elaboró con encuestas a 143 especialistas de 15 países, subió 6,9 unidades en el último trimestre, hasta situarse en 73,4 puntos, según el indicador de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) de Brasil.
Como se recordará, en la gestión de Evo Morales se promulgó la Ley de Inversiones, la misma a la fecha no cuenta con la reglamentación debida para ponerlo en práctica; además los conflictos sociales y políticos alejan a los inversores.
Hace unas semanas atrás se presentaron comunarios cerca al Salar de Uyuni, Potosí, impidieron el paso de turistas a los hoteles ubicados en el lugar; el año pasado también se registró un hecho delictivo, cuando pobladores de la zona turística quemaron establecimientos privados, a la fecha no hay sanciones para los responsables.
Por ello los empresarios de todos los sectores, en especial turístico y agroindustrial, solicitaron a las autoridades seguridad jurídica para la inversión privada, pues los avasallamientos y ataques a establecimientos privados sólo alejan a la inversión extranjera y nacional.
Mientras los economistas, como Gonzalo Chávez, Ernesto Bernal, Fernando Romero y Gabriel Espinoza, en su momento, sugirieron cambios en el modelo económico para atraer inversión y salir de la crisis, pues las oportunidades se pierden.
Como dato la Inversión Extranjera Directa (IED) en 2019 y 2020 fueron negativas, es decir salió capital en vez de ingresar, -0,55 y -3,1% respecto al Producto Interno Bruto (PIB), y el año pasado la situación no cambió, pues según el reporte de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional del Banco Central de Bolivia (BCB), este indicador fue negativo en 26 millones de dólares, a pesar de que la inversión bruta repuntó hasta 931 millones.
Ese nivel de IED neta representa una disminución si se compara con 2021, cuando el país recibió un flujo neto de 594 millones de dólares, mientras que la inversión bruta fue de 1.052 millones de dólares.
Seguridad
Las exportaciones bolivianas si bien pasaron los 13.000 millones de dólares en la pasada gestión, la cifra se puede incrementar más si se incentiva la producción agrícola y se libera las exportaciones.
Por ejemplo, el analista financiero Jaime Dunn refleja el buen momento que pasa el sector en su @JaimeDunn_: «Las exportaciones de la agricultura más las manufacturas agrícolas han alcanzado el mismo nivel que las exportaciones totales de hidrocarburos (Dic. 2022). El INE separa ambos conceptos diluyendo esa nueva realidad del país. Queda claro por donde va el futuro inmediato de #Bolivia».
La iniciativa privada da el impulso a las ventas nacionales al extranjero, mientras que el gobierno a pesar de invertir miles de millones de bolivianos en el área rural, la inseguridad alimentaria no se consolida y el abastecimiento está en constante peligro, por los problemas sociales en los vecinos países.
Clima
A pesar del optimismo del Ministro de Economía sobre el mejoramiento de los precios de la soya, también sostiene que se deben tomar previsiones para mitigar los efectos climáticos en la producción.
«La situación internacional está mostrando que Bolivia se mantiene estable y con crecimiento ante embates que está sufriendo la economía mundial, con países que están entrando en recesión, que no pueden bajar la tasa de inflación», destacó a la conclusión del gabinete ampliado, donde uno de los temas tratados fue el económico.
Sin embargo, el ingreso de la recesión de países desarrollados reducirá la demanda de materia prima y afectará a la economía nacional, pues casi el 80% son recursos naturales.
Además, hace unos días atrás, el departamento de Santa Cruz fue víctima del cambio climático, pues varios sembradíos fueron afectados por la crecida de los ríos y las lluvias, que afectaron a gran parte de la producción.
Bajar gasto
Al gobierno le plantearon que haga el esfuerzo de bajar el gasto público, pero continúa con su política, cuya acción provocó la falta de dólares, el déficit fiscal y aumento de la burocracia en las entidades estatales.
El economista Ernesto Sheriff escribió en su @sheriff_ernesto: “A esta altura ya es imposible estabilizar sin tocar el tipo de cambio, a menos que entren mínimo 5.000 millones de dólares de a una. La condición de largo plazo es estabilizar cuentas fiscales bajando el gasto, pero en el corto se debe acompañar con flexibilizar tipo de cambio”.
Desde el final del período de bonanza y a partir del período de desaceleración, el país arrastra dificultades macroeconómicas que ya anticipaban una crisis, señala un análisis de la Fundación Jubileo.
«Se fueron generando dos principales desequilibrios: por un lado, el gasto público se incrementó en forma constante, hasta niveles demasiados altos que, finalmente, se reflejaron en profundos déficits fiscales (más gastos que ingresos), y consecuente endeudamiento», sostiene.
A pesar de que los ingresos del sector hidrocarburos cayeron desde 2015, el Gobierno continuó con la expansión del gasto, a partir de un mayor y acelerado endeudamiento, en el marco de su política o modelo de estimular la demanda interna a través del gasto, asegura la publicación.
Por otro lado, desde 2011, el tipo de cambio (dólar) se halla congelado y, en general, se han registrado déficits en la balanza comercial (importaciones mayores que las exportaciones) que, sumado a otros factores, derivaron en una constante caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN) del país.
Esta situación se ha agravado con la caída de la producción y exportación de hidrocarburos (por falta de inversiones en el sector), y el incremento de la importación de diésel y gasolina de los últimos años.
El 2014, cuando se llegó al pico de la bonanza, el Estado disponía de Reservas Internacionales Netas (RIN) de más de 15.000 millones de dólares. Desde entonces la caída ha sido precipitada, según el reporte oficial a febrero de este año, las RIN estaban en 3.538 millones de dólares y con tendencia a seguir bajando.
Estos desequilibrios macroeconómicos son facturas pendientes, porque son problemas generados desde hace varios años que no fueron resueltos. Son resultado de las políticas aplicadas en el marco del modelo del Gobierno, problemas que han sido postergados y que ponen en riesgo la estabilidad económica.
PGE 2023
El PGE 2023 proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,86%, una inversión pública de 4.006 millones de dólares, menor en 20% al 2022, garantiza el pago de los bonos sociales como el Bono Juancito Pinto y la estabilidad cambiaria, así como un déficit por encima del 7%.
Bolivia depende del contexto externo y está lejos de atraer inversión privada
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