Redes sociales afectan salud mental de jóvenes

En el portal “Vida y Salud”, Carlos Diego Ibáñez, con el título “Redes sociales, jóvenes y salud mental”, dice que la utilización de las Redes Sociales por parte de los jóvenes sin guía adecuada afecta su salud mental. “Prácticamente todos los jóvenes en Estados Unidos usan redes sociales, sin embargo, no tenemos la suficiente evidencia para asegurar que sean lo suficientemente seguras para ellos”, dice, es conclusión del aviso publicado por el Cirujano estadounidense, Dr. Vivek H. Murthy. Éstas han entrado a la vida de toda persona, pero, señala, en la población joven sin madurez psicológica suficiente, pueden tener impacto profundo en la salud mental y bienestar general, con beneficios y perjuicios.
Son parte importante de la vida de los jóvenes, aplicaciones como: Instagram, TikTok, YouTube, WhatsApp y otros, pueden ser para ellos indispensables. El departamento de salud lo sintetiza así: 95% de los jóvenes de entre 13 y 17 años utilizan alguna red social; un tercio usa todo el día. Adolescentes que usan más de 3 horas diarias duplican su riesgo de tener una pobre salud mental, con síntomas de depresión y ansiedad. En 2021 el promedio de uso en niños de 13 a 17 años era de 3.5 horas. En relación al impacto en la imagen corporal de los jóvenes entre los 13 y 17 años, la mitad dijo que los hacía sentir peor, y el resto se dividen entre que no les afecta o los hace sentir mejor. Es muy tentador pensar que las RRSS tienen solo desventajas, pero eso no sería correcto. Existen, puntualiza, muchos beneficios que han sido demostrados en investigaciones: aquellos grupos que en ‘la vida real’ se sienten marginados (por su etnia, interés sexual, género, entre otros), las redes sociales han sido lugares de oportunidad de interactuar y tener apoyo. Reportó un examen: en un grupo de adolescentes afroamericanas más de la mitad se sentían más aceptadas en su vida, 7 de 10 dicen que tienen alguien que les apoya en los momentos difíciles. El 80% de los jóvenes dice sentirse más conectados con lo que sucede con las vidas de sus amigos. Es clave reconocer el beneficio social que tiene para esta generación adolescente.
El libro, “Morbo mentis: la enfermedad mental a través de 11 historias reales”, del exdirector de Psiquiatría del Hospital Saint Paul, en Barcelona, Dr. Enric Álvarez, menciona que en la pandemia se extendió la necesidad del contacto social y solo fue posible conseguirlo a través de las redes sociales. La academia americana de los médicos de familia, con el Dr. Tochi Iroku-Malize, en su perspectiva señala, aunque “las redes sociales pueden ser una poderosa herramienta para la conexión, pueden llevar a sensaciones aumentadas de depresión y ansiedad”.
El director de la asociación americana de psicología, Dr. Arthur Evans, Jr. dice: “la investigación psicológica muestra que la maduración de cada joven va a distintas velocidades, siendo algunos más vulnerables que otros a los contenidos y características de las redes sociales”. El alcance de los criterios es resumido en dos puntos: Cuando el cerebro se está formando, que sucede principalmente en la niñez y adolescencia temprana, la presión social, las opiniones de los otros y las comparaciones con los otros, pueden generar un efecto enorme en la autovaloración personal. Es posible que, utilizando las redes sociales sin una guía, los procesos de aprendizaje emocional y del control de los impulsos, puedan verse perjudicados. Esto hace que los adolescentes se centren más de lo recomendado en la sensibilidad a las recompensas y castigos sociales (en esa búsqueda de ser ‘viral’, tener ‘me gusta’, entre otros). Aunque no se ha podido entender completamente el real efecto a largo plazo de las RRSS, que tal como lo conocemos llevan poco más de 10 años, se debe recordar que las mismas están creadas para mantener la mayor cantidad de tiempo al usuario. Por ello producen problemas del sueño, por uso hasta altas horas de la noche. Afecta a aprender el concepto del auto control. Se vio relaciones con el aumento de déficit atencional e hiperactividad. Por lo que es clave tomar cartas en el asunto, reduciendo el contacto de los niños pequeños con las pantallas, jugar con él y quizá con una mascota, así como controlar las horas de sueño. Crear una zona y horario en casa que sea libre de tecnología e incentivar las amistades en persona. Hablar con otros padres para poder establecer normas y prácticas compartidas.
Huelgan mayores consideraciones al respecto, bastando la transcripción de las partes más relevantes de tan interesante artículo, para tomarlas en cuenta.