viernes, julio 26, 2024
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Siempre es mucho lo que hay por avanzar

En la falibilidad nuestra, en el diario vivir, hay dos situaciones radicadas en el saber, no en el poder que se tiene. Sirva esto para tratar de justificarse por lo que no se hace y creer que sólo lo avanzado es válido y se acomoda a nuestra forma actual de ser y vivir.
Tenemos conciencia de que hay mucho por hacer, debido a que tenemos obligaciones con nuestro entorno de familia y por el mismo hecho de tener mucho por delante, que es distinto a hacer poco por rendir cuentas de lo que debemos. Cumplir parte de lo que debemos es avanzar mucho, cuando creemos estar en lo correcto y la verdad es que nos falta mucho por avanzar. Por el contrario, hay situaciones en que podríamos cumplir obligaciones sin presión alguna, en beneficio de la comunidad de la cual somos parte.
Cuando no se tiene conciencia de lo que uno es, sea por desidia o irresponsabilidad, encontramos pretextos o máscaras para disimular y creer que somos positivos, aunque lo negativo impera en nuestra manera de ser. Evitamos hacer lo que es urgente y dejar para lo mediato todo lo que no interesa perentoriamente.
Es importante que abandonemos la manía de estar al aire, cuando se sabe que solucionar ciertos problemas es muy difícil. Olvidamos lo que sabemos que nos causa daño, cuando estamos convencidos de lo poco que podemos hacer para evitarlo. Demostramos cuán poco somos, aun convencidos de que podemos, según las circunstancias de la propia vida, alejarnos de dificultades que sean rémoras para caminar positivamente. Desperdiciamos todo lo que poco después extrañamos, porque recién valoramos lo que realmente nos importa y conviene.
Adoptamos costumbres que se vuelven pretextos. Nos hemos acostumbrado a usar mal nuestras facultades y posibilidades de ser siempre ganadores. Evitamos retomar los caminos que nos deparen triunfar, aun sabiendo que podemos ganar lo que es conveniente para nuestros seres queridos que, aun conociendo nuestras falencias, todavía nos otorgan su confianza y hasta seguridades de que podemos avanzar más para superar limitaciones que nos reatan a lo que no nos concierne.
Cuán importante es que retomemos los caminos recorridos hasta un ayer cercano y evitemos los senderos que, creyéndolos fáciles, nos obligan a permanecer atados a lo que lastima y anula capacidad, posibilidades y hasta sentimientos de avanzar lo más que podamos y sin ayudas. Vemos los caminos muy lejanos, cuando en realidad están a poca distancia. Pero luces nos ofuscan, ciegan y evitan que veamos como es debido.
Urgencias y hasta necesidades de la vida nos obligan a retomar caminos que en el diario vivir los habíamos extraviado. Que las experiencias sufridas o simplemente vividas nos den propósitos de vida futura. Lo contrario será retomar los yerros que causan daños. Recordemos que retomar lo bien vivido es importante, cuán difícil debe ser sentir y revivir lo malo, según la conciencia de cada ser humano.

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