lunes, septiembre 30, 2024
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La falacia de las diversidades

La diversidad sexual ha sido un tema controversial y objeto de debate en diferentes ámbitos de la sociedad durante mucho tiempo. El filósofo y escritor argentino Agustín Laje y el psicólogo y profesor universitario de origen canadiense Jordan Peterson –ambos críticos de la ideología de género y defensores de las diferencias entre hombres y mujeres– han expresado su desacuerdo con la idea de la diversidad sexual, argumentando que esta noción es una falacia.
Agustín Laje señala que la diversidad sexual es una construcción ideológica que se opone a la realidad biológica y psicológica de los seres humanos. La sexualidad humana es binaria y se basa en la diferencia entre hombres y mujeres, lo que se refleja en la anatomía, la fisiología y el comportamiento. Además, Laje asegura que las tendencias sexuales no tradicionales, como la homosexualidad y la bisexualidad, son anomalías que no deben ser promovidas como algo normal o deseable, ya que van en contra de la naturaleza humana.
Por su parte, Jordan Peterson cuestiona la idea de la diversidad sexual desde una perspectiva psicológica. Sostiene que la orientación sexual no es una elección libre y consciente, sino que está determinada por factores biológicos y ambientales. Asimismo argumenta que las personas no pueden cambiar su orientación sexual de manera voluntaria y que cualquier intento de hacerlo podría ser perjudicial para su salud mental y emocional. Además, sostiene que la promoción de la diversidad sexual, como valor social, generaría más problemas que soluciones. La aceptación indiscriminada de todas las formas de sexualidad podría llevar a la disolución de la familia y la fragmentación de la sociedad, además de producir un clima de intolerancia y división.
En definitiva, los argumentos de Agustín Laje y Jordan Peterson ponen en tela de juicio la diversidad sexual, pues no vendría a ser nada más que una falacia de atinencia basada en meras percepciones personales, prejuicios ideológicos y políticos en lugar de en la realidad biológica y psicológica.
Si bien la sexualidad es un tema complejo y multifacético, y que cada persona tiene el derecho a elegir su orientación sexual y ser respetado por ello, no es permisible que por este extremo se imponga está ideología como si se tratase de una extensión de los derechos humanos fundamentales. El respeto hacia las personas que se ven a sí mismos como homosexuales no está en tela de juicio, lo que no es éticamente permisible es que se imponga está percepción como si se tratase de una verdad irrefutable y, peor aún, tratar de sustentarla mediante normas legales.

El autor es Teólogo, escritor y educador.

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