miércoles, julio 17, 2024
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Corrupción en democracia

La democracia no está en riesgo, pero, lamentablemente, tiende a devaluarse, a más de 40 años de su restitución, por actos de corrupción. Por esas actitudes indebidas, asumidas por ciertos operadores de la administración pública. Posiblemente una situación de esa naturaleza ya se registró, en el pasado, pero ahora pareciera manifestarse con más frecuencia, en mayor o menor grado, indudablemente.
Denuncias de corrupción que surgieron, en las circunstancias actuales, de diferentes flancos del quehacer político, deterioraron la imagen de la democracia boliviana, en el contexto internacional. En tiempos de la dictadura se decía que ésta representaba el último reducto de la honestidad y la transparencia. Ahora se revierte la situación radicalmente y parece que no hay argumento valedero para sustentar ese criterio.
Es que el civilismo ha incurrido, de manera descontrolada, en esos actos, reñidos con la moral política. Se desgasta, por lo tanto, por esas acciones cuestionadas, dentro y fuera de las fronteras. Todo ello ratifica que la corrupción no fue reducida y menos erradicada de la praxis política. Hoy parece que adquiriera carta de ciudadanía.
“La crisis reciente de gobernabilidad en América Latina se asocia a la crisis de un modelo injusto de desarrollo que no aumentó el crecimiento ni mejoró las condiciones de equidad, a la incapacidad de los sistemas políticos de la región para responder a exigencias sociales que tuvieron que ser canalizadas de manera contestataria en lo que se ha conocido como la democracia callejera y a la propagación, en la región, de nuevas patologías globales como el narcotráfico, la corrupción, el armamentismo y el terrorismo” (1), se afirmó hace aproximadamente 15 años. Nuestra realidad quizá coincide con ese análisis del pasado.
Los regímenes dictatoriales se desgastaron por supuestos hechos de corrupción. Y las denuncias provenían, en su mayoría, de los grupos maximalistas. Se decía que aquéllos eran los más corruptos e inmorales de la historia. “En el periodo previo a la instauración de la democracia, el país se debatía entre la incertidumbre y el caos, entre la frustración y la corrupción, entre el descrédito externo y el fracaso, de las dictaduras; en fin, un país a la deriva”, afirmó, inclusive, un dignatario de Estado (2). ¿Se dirá lo mismo de quienes detentan el Poder y están salpicados por aquellos ilícitos?
Con la situación actual, pareciera que Bolivia estuviera retornando a épocas de la dictadura, que fueron tan estigmatizadas, a raíz de la corrupción, por la opinión pública interna y externa.
En suma: los gobernantes, deponiendo colores políticos, deberían tratar de fortificar la democracia, con actitudes de honestidad y transparencia, por el bien común. Si no lo hacen, de manera inmediata, el sistema de libertades saldrá perdiendo.

NOTAS
(1) “América Latina: la gobernabilidad amenazada”. Plural Editores, La Paz – Bolivia, octubre de 2008. Pág. 155.
(2) “Mensaje – Informe del Presidente Constitucional de la República, Dr. Hernán Siles Zuazo, al Honorable Congreso Nacional”. La Paz, Bolivia, 6 de agosto de 1983. Pág. 10.

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