La novela “Bóvedas de Acero” del escritor ruso, Isaac Asimov, posteriormente llevada al séptimo arte con la película de 2004 “Yo robot”, tiene como base argumental el alcance ético de la Inteligencia Artificial, sus implicancias en la vida humana y la peligrosidad que emerge de ello. En este último tiempo se ha venido desarrollando un arduo debate sobre la pertinencia o no del uso de estas tecnologías y su implicancia ética en todo el quehacer de la humanidad. En los últimos años, la inteligencia artificial ha sido un tema recurrente en nuestra sociedad. Esta tecnología ha revolucionado múltiples campos y ha mejorado la calidad de vida de muchas personas, sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de esta tecnología también implica un conjunto de responsabilidades éticas. En este pequeño ensayo trataré de analizar los alcances éticos en la hora de implementar está tecnología en nuestro día a día.
En primer lugar, es importante señalar que la ética en el uso de Inteligencia Artificial (IA) debe tener en cuenta el derecho a la privacidad y a la imagen de las personas. Debemos garantizar que la aplicación de esta tecnología no afecte sus derechos fundamentales, incluyendo su libertad de expresión, su derecho a la privacidad e imagen.
En segundo lugar, la IA también debe ser utilizada para promover el bienestar social. Cuando se utiliza la inteligencia artificial para el beneficio propio o de una entidad, el problema ético recae en las intenciones detrás de su utilización. Por ello, la ética en el uso de la inteligencia artificial debe enfocarse en garantizar que esta tecnología se centre en el bienestar de la sociedad en su totalidad y no únicamente en la utilización de datos personales o empresariales para generar perfiles o pronósticos de comportamiento con fines netamente comerciales.
En tercer lugar, la creación y desarrollo de la inteligencia artificial debe estar basada en principios de transparencia y responsabilidad. Las empresas y organizaciones que trabajan en este ámbito deben ser transparentes en su aplicación y desarrollo de tecnologías, especialmente cuando se usa en tareas importantes como el reconocimiento facial y la toma de decisiones que pueden afectar la vida humana.
En cuarto lugar, existe la preocupación de que la utilización de IA pueda aumentar la brecha de desigualdad económica. Por lo tanto, la ética en el uso de la inteligencia artificial debería estar enfocada en garantizar que la tecnología se utilice de manera justa e igualitaria entre todos los miembros de la sociedad, asegurando que estas tecnologías no lleguen a crear nuevas barreras de acceso y conocimiento.
En conclusión, la ética en el uso de la inteligencia artificial es un tema importante que encierra un conjunto de responsabilidades y consecuencias a largo plazo. Para asegurar que ésta sea utilizada de manera responsable, es necesaria una mayor reflexión en torno a la aplicación de esta tecnología y su implicación en la sociedad. Es indispensable que, desde el diseño de estas tecnologías, se busque el beneficio social y se garantice la protección de la privacidad y los derechos humanos esenciales.
El autor es Teólogo, escritor y educador.