La importancia de estar sanos se aprecia en los gestos más cotidianos. La Organización Mundial de la Salud (OMS), define a la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Marca ahí el desafío y la necesidad de trabajar para que de forma consciente todos podamos alcanzar este objetivo.
La salud es reconocida como un derecho en la Constitución Política del Estado. Refiere que el Estado, en todos sus niveles, protegerá el derecho a la salud, promoviendo políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso gratuito de la población a los servicios de salud. El estado tiene la obligación de garantizar y sostener el derecho a la salud, que se constituye en una función suprema y primera responsabilidad. Se priorizará la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. Entonces corresponde defender este derecho de cada ciudadano boliviano.
Esto significa respetar, proteger y garantizar este derecho, no sólo asegurando el acceso a la atención de la salud para todos los ciudadanos, sino también asegurar que dicha atención sea adecuada, con calidad, calidez en el momento y lugar que se la necesite.
La OMS se ha fijado esta tarea como objetivo principal, ya que son importantes la equidad y la calidad en los servicios sanitarios, tanto para las personas como para la economía y la sociedad en general.
La salud es lo más preciado del ser humano, pero fácilmente puede ser puesta en peligro y es algo que debemos tomar en cuenta. Por eso es importante asegurarnos y mantener nuestra vida a salvo, ante cualquier situación de peligro o emergencia.
Sin salud, nada positivo hay. Es fácil de entender. Sin salud no es posible trabajar ni producir; no se puede estudiar, formarse, proyectar virtudes, tampoco practicar deporte, es decir, actividades para el beneficio mental y físico. Sin salud, reiteramos, no se puede vivir.
Y es que el más voluntarioso de los empleados, el más valiente de los empresarios, el más eficaz de los trabajadores, desaparecen cuando carecen de salud y lo mismo ocurre con el más aplicado de los estudiantes y el más didáctico de los docentes. Sin salud, el éxito en lo que sea y de lo que sea se diluye y desaparece.
Decía Schopenhauer que “la salud no lo es todo, pero que sin ella todo lo demás es nada”. Y es que la salud es una de esas cosas a las que no solemos darle la transcendencia que tiene, hasta que la perdemos. Recién entonces nos damos cuenta que todo aquello que parecía prioritario y sobre lo que teníamos centrada nuestra atención, empieza a perder su importancia. Al fin y al cabo, la salud es un bien intangible al que no es fácil darle un valor, porque realmente no lo tiene como tal, y es que la salud es algo tan importante, que da valor a todo.
El autor es Médico y Docente Universitario en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés.