En estos fríos días de invierno, medios de comunicación han venido mostrándonos escenas dolorosas de personas de diferentes edades haciendo filas para obtener fichas para atención médica y conseguir medicamentos, como en la Caja Petrolera de Salud y la Caja Nacional de Salud. Pero, por increíble que parezca, no tienen medicamentos, lo que es una pena, cuando hay numerosos casos de influenza y neumonía, principalmente en niños. Y los asegurados tienen que gastar para atención particular, que cuesta mucho, así como comprar medicinas, y a los que no pueden solo les queda arriesgarse. Y es que niños y ancianos son los más afectados, llegando a situaciones críticas y hasta a fallecer.
A qué se debe este desastre en las cajas, si a los asegurados nos descuentan mensualmente y hasta algunos incluso pagan por seguro voluntario, haciendo un gran esfuerzo. En algunos casos la causa sería una mala administración, según dirigentes y otros, si es así, qué esperan para destituir, echar a esos malos funcionarios. La salud no espera, señores. En una de las entrevistas mencionaban que el equipo de rayos x está mal, que están programando mamografías hasta para el próximo año, entonces, el quiste de una paciente se convertirá en tumor y en cáncer, por culpa de ineficientes funcionarios.
Y la situación empeora si recordamos que, en años pasados, los medios hacían conocer hechos de corrupción, en compras con sobreprecios, de ambulancias, softwares, equipos; en la época de la pandemia se habló de respiradores adquiridos con mayores precios, inclusive. Esto no tiene perdón de Dios, cómo negociar, enriquecerse a costa de la salud del pueblo, de gente que no tiene recursos. No será que los corruptos de todos los tiempos, que le robaron a la salud, hoy son ricos, que con sus fortunas mal habidas compraron casas, lujosas vagonetas, edificios, fábricas de refrescos, dulces, singanis, vinos y otros. Tal vez el dinero robado les alcanzó para mantener a sus familiares y “amigas”. Pero como nuestra justicia hace tiempo está mal, liberan a acosadores, violadores, pederastas y toda clase de lacras para la sociedad. Nada hicieron para sancionar a esos corruptos, dejaron pasar las cosas y que los casos prescriban.
Estos delitos nunca deberían prescribir, sino quedar abiertos, a fin de perseguir a los ladrones de la salud y hacer que devuelvan al Estado el dinero robado, los bienes mal habidos por la corrupción. Se podría utilizar ese dinero manchado con el dolor de los enfermos para fortalecer al sector de salud, entonces creeríamos que se ha hecho justicia. Y si para tener un buen sistema de salud debemos imitar a otros países, sin importar su ideología, hagámoslo, todo esfuerzo vale frente a todo lo que nos falta, porque la salud es y será siempre una prioridad del Estado.
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