Señor Director:
San Pedro de Betsaida de Galilea recibió de Jesucristo la suprema potestad de ser pontífice, para transmitir esa jerarquía a sus sucesores. Fue nombrado como el primer Papa en el colegio de los apóstoles. Y como el mismo Jesucristo, sufrió el martirio de la crucifixión en el año 64 de nuestra era. San Pablo, de encarnizado perseguidor de cristianos, fue convertido en uno en la ciudad de Damasco por el mismo Cristo. El nuevo apóstol, seguidor de cristianos, fundó muchas comunidades cristianas, escribió 14 cartas canónicas. En Roma escribió la historia y testimonio de fe y amor de los apóstoles, lo que nos hace reflexionar sobre su vocación, como un cristiano verdaderamente lleno de fe hacia su maestro.
El actual Papa Francisco significa para nosotros un padre espiritual, es el Obispo de Roma, sucesor de San Pedro Vicario de Cristo, cabeza visible de la iglesia y maestro de los fieles seglares. Desde la ciudad del Vaticano, ejerce un poder universal, cuando define verdades de fe y moral, conforme a su suprema autoridad apostólica, para que sean acatados por la Iglesia Universal. Sus enseñanzas no son cuestionables, promulga leyes para toda la iglesia y es como un juez y legislador, concede indulgencias del tesoro de la iglesia. La elección del Papa se la hace en conclave de todo el colegio cardenalicio y de obispos de todo el mundo. Nuestra Iglesia da afecto al sucesor de Pedro, felicitándolo por el Día del Papa. Sus mensajes en sus homilías levantan el ánimo de nuestra patria, Bolivia, por medio de sus oraciones y reflexiones de vida plena, para nuestra sociedad tan convulsionada y carente de valores. Que su santidad reciba, por medio de nosotros, el agradecimiento por sus reflexiones llenas de luz y fuerza evangélica, de amor a Jesús redentor y salvador.
Sin otro particular, se despide, en nombre de la comunidad cristiana católica, un servidor.
Prof. David Espejo
O. F. S.