lunes, septiembre 30, 2024
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El Apocalipsis según Putin

Una de las narrativas apocalípticas más conocidas de la cristiandad es el libro de las Revelaciones del Nuevo Testamento, también conocido como las Revelaciones de Jesucristo a su apóstol Juan, desterrado en la Isla de Patmos (en el mar Egeo), precisamente por dar testimonio de Jesús, donde relata el final de los tiempos en medio de una  guerra entre los buenos y los malos, que concluye con la derrota de éstos últimos, caracterizados por la bestia que, tras un juicio divino, es arrojada a los infiernos, para luego, después, iniciar la entronización  del Reino Celestial.

En esa corta alusión al texto bíblico, encontramos una suerte de paralelismo con lo que viene sucediendo en Ucrania, a partir de la perversa invasión de que fue objeto por parte de las fuerzas oscuras de la Rusia de Vladimir Putin y de su cocinero, Sr. Prigozhin, jefe y creador del Grupo de Mercenarios Wagner, una cuadrilla criminal que ha iniciado sus actividades a favor de la Federación Rusa en varios países africanos y árabes, entre ellos la República Centroafricana (CAR) y Mali, donde, según declaraciones del propio canciller ruso, Serguéi Lavrov, las operaciones de “instructores” continuarán  ininterrumpidamente.

De lo expuesto líneas arriba, es fácil inferir que la famosa, como brutal invasión a Ucrania y todas las piruetas ornamentales bélicas que nos quieren hacer tragar, como la marcha indiscriminada a Moscú por parte del cocinero y su tropa, su voluntaria detención a escasos 200 kilómetros de esa capital, sin que ni los perros salgan a atacar dicha intromisión y, por el contrario, el benevolente mandatario y socio atacado se afane por evitar la muerte de los agresores y les tramite luego,  un apacible asilo en la vecina Bielorrusia con la ayuda cómplice de su presidente, son burdas patrañas que no las cree ni el propio Putin.

A la luz de lo expuesto, sin necesidad de especular, es muy fácil determinar que, en los diabólicos planes del psicópata y su cocinero, no hayan acechado también los recursos de nuestra región latinoamericana, donde, desde hace tiempo, vienen plantando bases como en Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros, con proyectos de hasta reactores nucleares. En tales bases, Wagner utiliza un modelo de negocio basado en tres elementos potenciales como ser: el militar, económico y político. La combinación de cada uno de éstos depende del país en el que se encuentre. Esperemos que el reactor nuclear de El Alto sólo sirva para refinar coca.

En casos como el de los clientes africanos que en busca de seguridad acudieron a Rusia y, por ende, al Grupo Wagner, se aplicó el pilar militar, como el primero y, si bien no hay estimaciones oficiales de cuántos combatientes de Wagner hay en África, los analistas sugieren que el número llega hasta unos 5.000.

Finalmente, los sugestivos movimientos de desquiciamiento y fragmentación  social que están surgiendo en países como Francia, Suiza, Suecia y otros, con  la amenaza de extrapolarse a todos los que conforman la Unión Europea, así como aquellas famosas proscripciones y eliminaciones físicas de líderes políticos contrarios al accionar putinesco, como Jair Bolsonaro en Brasil y María Corina Machado en Venezuela, no pueden pasar inadvertidos y menos desapercibidos, ya que obedecen palmariamente a la estrategia de los sicarios wagnerianos y los propósitos nítidamente expuestos en el Apocalipsis según Putin.

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