Ricardo Muniz
En un artículo publicado en la revista Biomedicine & Pharmacotherapy, se demostraron los efectos beneficiosos del consumo de 500 miligramos (mg) diarios de propóleo por parte de personas que viven con el virus causante del SIDA. Los autores de este trabajo detectaron que, a diferencia del grupo al que se le dio un placebo, entre quienes tomaron propóleo se registró una disminución significativa de la concentración plasmática de malondialdehído, un marcador de estrés oxidativo. En este mismo grupo, también se detectó un leve aumento de la capacidad antioxidante total, lo que constituye un reflejo del combate directo contra los radicales libres.
“Pese que las personas que viven con el VIH tienen una excelente expectativa de vida con los actuales tratamientos, uno de los problemas que aún enfrentan es el del envejecimiento precoz: son entre diez y 20 años estimativamente en comparación con la población no infectada. Existe un deterioro de la inmunidad [inmunosenescencia] acelerado en esta población y el desarrollo precoz de comorbilidades tales como diabetes, hipertensión y neoplasias”, apunta la bióloga Karen Ingrid Tasca, quien llevó adelante su posdoctorado en el Instituto de Biociencias de Botucatu, de la Universidade Estadual Paulista (IBB-Unesp), en Brasil, con el apoyo de la FAPESP.
Este proceso de envejecimiento precoz es producto de la constante activación del sistema inmunológico y de la inflamación crónica que padecen esos pacientes, y, según Tasca, el estrés oxidativo “va de la mano” con esas dos vías, por eso es importante que se lo controle. “El estrés oxidativo que el virus y los propios antirretrovirales causan genera un gran impacto en esos pacientes. Para intentar aminorar los efectos de esos procesos patológicos y mejorar la calidad de vida y la sobrevida, se hace necesario efectuar intervenciones que los minimicen. Entre los diversos productos naturales existentes, el propóleo, que es una resina, posee ese potencial, pues cuenta con reconocidas propiedades antioxidantes, antivirales y antiinflamatorias”, explica la investigadora.
El biólogo y profesor José Maurício Sforcin, líder del grupo que publicó el artículo, estudia los efectos del propóleo desde hace casi 30 años en el Instituto de Biociencias de Botucatu. “He venido investigando la acción inmunomoduladora del propóleo para expandir el conocimiento sobre sus mecanismos de acción en las células implicadas en la inmunidad. Se han realizado muchos trabajos sobre las acciones biológicas de esta sustancia in vitro, en cultivos de células y también in vivo, en modelos con animales de experimentación, fundamentalmente en ratones. Las investigaciones vía ensayos clínicos deben ampliarse a los efectos de revelar el potencial para la salud de este producto apícola”, destaca Sforcin.
Pese a las señales de que aportan beneficios para la salud, los estudios sobre el propóleo no abarcaban a la población de infectados con el VIH. “Había hallazgos in vitro que mostraban el potencial de inhibición de la carga de replicación del virus debido a la acción de algunos componentes del propóleo. Y también estudios en personas que padecían alguna condición crónica como la diabetes. Así fue como nos percatamos de la urgencia de nuestra investigación, pues en el momento en que delineamos nuestro estudio no había datos en la literatura referentes a los efectos del propóleo con relación a ese grupo específico”, pondera Tasca.
Aparte de la atenuación en el estrés oxidativo, los investigadores ya habían demostrado la disminución de los parámetros inflamatorios en ese mismo grupo de pacientes. La publicación referente, también en Biomedicine & Pharmacotherapy, puso en evidencia el incremento de la proliferación de linfocitos T CD4+, células a las que se considera como el blanco principal del virus. Se registró también una mayor expresión del factor de transcripción Foxp3, un marcador de linfocitos “T reguladores” (otro tipo de estas células), encargados de modular la inflamación.
“Los resultados indican que el propóleo puede erigirse como una alternativa para mejorar la respuesta inmunitaria y disminuir la inflamación en los pacientes asintomáticos. La infección con el VIH induce una intensa desregulación del sistema inmunológico, con pérdida de la función celular e inflamación crónica. La activación inmunitaria y la inflamación persistentes merecen atención, pues son factores potencialmente determinantes de morbilidad y mortalidad no asociadas al sida, incluso en los individuos en tratamiento y que exhiben una supresión viral adecuada”, dice una de las autoras del estudio, la biomédica Fernanda Lopes Conte, quien realizó su doctorado en la Facultad de Medicina de Botucatu (FMB-Unesp) con el apoyo de la FAPESP.
Para cerciorarse de que los datos recabados sean fidedignos, el grupo efectuó un seguimiento de la dieta y de los hábitos de salud de los 40 participantes (20 que tomaron propóleo y 20 a los que se les administró un placebo) durante los 90 días de la intervención, para que posibles alteraciones conductuales no influyesen sobre los resultados. Este contexto fue el objeto de estudio de Ana Claudia de Moura Moreira Alves, con la ayuda de una beca de iniciación a la investigación científica de la FAPESP. En dicha investigación, los autores observaron la ausencia de eventos adversos en el grupo que tomó propóleo y el aumento de los niveles séricos de magnesio, un elemento que contribuye en la homeostasis del organismo. Durante ese período, no hubo cambios en el perfil nutricional, metabólico o bioquímico de los participantes, tras los sucesivos análisis de registro alimentario y bioimpedancia.
Al priorizar la salud y la seguridad de los participantes, se incluyeron en el estudio únicamente a aquellos pacientes que se encontraban en tratamiento antirretroviral, que exhibían una carga viral indetectable y un conteo ideal de células inmunológicas tipo T CD4+. Los investigadores hacen hincapié en que ahora se hacen necesarias nuevas investigaciones para la adopción del propóleo como intervención efectiva también en lo referente a pacientes con comorbilidades o por falla terapéutica… (Agencia FAPESP).