La renta del gas natural cada año va cayendo, así como la producción, pues depende mucho de los precios internacionales del petróleo en el mercado internacional, una vez acabada esta fuente de ingresos, ahora apuntan a la venta de carbonato de litio, que también su cotización está ligado a la variación del valor mundial. Medios internacionales anunciaron que en el mediano plazo ingresarán nuevos actores en la provisión de la materia prima, lo que hará bajar el costo del mismo.
Los economistas en reiteradas oportunidades indicaron que la era del gas llegó a su fin debido a la dejadez de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en materia de exploración, ya que en los últimos 16 años casi no hubo inversión en esta materia y más bien se destinó más recursos a la explotación.
En 2013 la producción de gas natural llegó a su tope más alto de los últimos años, 60 millones de metros cúbicos día (MMMcd), pero a abril de la presente gestión el volumen bajó a 38 MMMmcd, debido a que se cansaron los megapozos.
La producción de gas cayó y con ello los ingresos por la venta de este energético a mercados de Brasil y Argentina, que si no fuera por el precio alto todavía del petróleo, la reducción sería más significativa, situación que ya provocó dificultades a la economía nacional, debido a que las regiones no tienen plata para la ejecución de obras.
El análisis sobre el Negocio del Gas Natural y los impactos esperados en Bolivia, elaborado por Mauricio Garrón Bozo, muestra que la producción de gas subió de 6.131 millones de metros cúbicos en 2002 a 40.140 en 2015.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2005 los ingresos alcanzaron a 1.086 millones de dólares por la venta de gas a Brasil y Argentina, pero entre el 2012 y 2015 los ingresos en promedio pasaron los 5.000 millones de dólares, a partir de 2016 se fueron en picada.
En su momento, el gobierno de Evo Morales y su ministro, ahora presidente Luis Arce, tuvieron ingresos importantes por la venta del gas, que gastaron a manos llenas, como indican opositores y analistas económicos.
En su momento, el economista y docente de la Universidad Católica Bolivia, Gonzalo Chávez, indicó que el gobierno destina mucho dinero al funcionamiento y a proyectos, así como a la creación de empresas públicas, pero una vez que hubo la caída, esta situación no cambió e incurrió en déficit fiscales, que en promedio en los 9 años está en 7%.
Al 2022 los ingresos por la exportación de gas llegó a 2.973 millones de dólares, mientras las importaciones de combustibles pasaron los 3.000 millones, lo que implica que Bolivia dejó de ser exportador para convertirse en neto importador.
Ahora, la Argentina anunció, a través de sus autoridades diplomáticas, que dejaría de comprar gas en 2024, lo que puede implicar una reducción de 1.000 millones de dólares a las arcas del Estado, por ende a las regiones, y no habría recursos para la ejecución de proyectos.
Pero analistas del sector hidrocarburos, como Álvaro Ríos y Raul Velásquez, alertan sobre la pérdida también del mercado de Brasil debido a la escasa inversión en tareas de exploración y por la baja producción que sólo alcanzaría para el consumo interno, recordaron que en 2029 concluye el contrato con el gigante sudamericano, de acuerdo a ANF.
Eso también se apoya por la información que difundieron medios argentinos, en sentido de que Vaca Muerta podría proveer gas natural al mercado brasileño; las conversaciones y acercamientos entre autoridades de ambos países ya están en camino.
El miércoles, el embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro, confirmó que su país dejará de comprar gas boliviano desde 2024, porque las autoridades energéticas argentinas ya concluyeron los gasoductos desde el gigantesco campo de Vaca Muerta, lo que les permitirá el autoabastecimiento energético desde el siguiente año.
El reservorio de Vaca Muerta fue calificado como uno de los más grandes del mundo desde su descubrimiento hace unos años. Hasta diciembre del año pasado, sus reservas probadas de gas y petróleo alcanzaban un equivalente a 251,6 millones de barriles, según informa ANF.
Hace unos años atrás, el experto en el tema hidrocarburífero, Mauricio Medinaceli, adelantó que por la falta de reservas y nuevos descubrimientos de gas, Bolivia ingresaría en los contratos de corto plazo, entre dos a tres años, ya no de largo plazo como fue con Brasil.
¿Hay mercado
para todos?
Tras revisar el contexto regional, puede parecer que el mercado de gas natural en Sudamérica va a estar saturado por un exceso de oferta futura. La demanda de gas natural en el vecindario boliviano va a aumentar para 2030. Probablemente Perú, Argentina y Brasil aumenten su producción, pudiendo alcanzar la autosuficiencia, lo que complica la comercialización del gas boliviano, pero no la hace imposible, de acuerdo a un análisis de Ignacio Urbasos Arbeloa, en su artículo: Qué hará Bolivia con su gas natural cuando Brasil y Argentina ya no lo necesiten, publicado en https://www.unav.edu.
En primer lugar, la realidad geográfica de Sudamérica hace que ciertos proyectos transfronterizos sean más económicos que otros internos, como en el caso del Sur de Perú. Igualmente, cada vez menores costes de exportar gas por vía marítima permiten encontrar mercado a los excedentes de la producción regional, como es el caso de Perú que concentra sus exportaciones de gas a España. En un contexto de mayor interconexión energética, Bolivia podrá seguir exportando gas natural, ahora bien, con una posición menos privilegiada y teniendo que invertir en infraestructura exportadora. Los grandes retos se concentran en aumentar las actividades de exploración atrayendo más inversión extranjera y privada, así como la búsqueda de nuevos mercados, siendo la cuestión chilena un elemento central en este debate, reflexiona el autor.
Litio
Ante ese panorama sombrío sobre el futuro del gas en Bolivia, las autoridades aceleran la explotación del litio. Convocaron a una licitación para que empresas presenten tecnología para extraer la materia prima y no seguir con la metodología que se aplica en el Salar de Uyuni, de evaporización.
En enero, el ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina, hizo declaraciones a la prensa nacional sobre las perspectivas de la venta de carbonato de litio, en el mismo indicó que a partir de 2025, Bolivia prevé recibir ingresos de hasta 5.000 millones de dólares, superando la renta por la venta de gas que, en 2022, generó alrededor de 3.400 millones.
«Estamos hablando de que en el corto plazo el país podría recibir 5.000 millones de dólares», aseguró Molina, cuya proyección se sustenta en la cotización del recurso en el mercado internacional, la que ha ido en ascenso. Según estas cifras, el precio del litio subió de 4.450 dólares la tonelada en 2012 a 17.000 en 2021, incrementando significativamente a 78.032 en 2022.
Como dato, en enero, el presidente ejecutivo de la empresa, Carlos Ramos, dijo a los periodistas que YLB el año 2022 alcanzó ingresos de 555 millones de bolivianos (79,7 millones de dólares), más de la meta prevista, por la comercialización de estos dos productos, lo que se proyectó superar tres veces en términos de ingresos, según la agencia china Xinhua.
Según datos oficiales de la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos en 2022 llegó a producir 617 toneladas de carbonato de litio y 58.558 toneladas de cloruro de potasio, que fueron comercializados en mercados de Rusia, China, Emiratos Unidos Árabes, Brasil, Chile, Paraguay, Malasia y Perú, según ABI.
Ahora, con el inicio de la producción y comercialización industrial de carbonato de litio y la venta de cloruro de potasio, se pretende incrementar los ingresos para Bolivia a más de 215 millones de dólares, anunció la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
“Esta gestión 2023 tenemos la proyección de alcanzar 1.500 millones de bolivianos en ventas (215 millones de dólares), estamos trabajando arduamente para lograr este objetivo”, declaró.
Las estimaciones de ingresos se realizan con el precio alto que alcanzó el litio en 2022, pero medios internacionales ya indican que bajará y que habría caído un 50% su valor en el mercado mundial, por la reducción en las ventas de las movilidades eléctricas.
En los últimos meses, en el cuarto trimestre del año pasado, el precio del carbonato de litio (para baterías) en el mercado chino pasó de 84.500 dólares la tonelada a poco más de 42.500 dólares. O sea, un desplome de aproximadamente un 50%, según datos de Bloomberg.
La información se desprende del artículo elaborado por Jorge Herrera, titulado Litio: los precios han caído un 50% en 4 meses (¿se acabó el boom?), publicado en el medio digital ámbito.com.
Para los analistas de este negocio, la caída experimentada por el precio del litio es resultado de una desaceleración en las ventas de vehículos eléctricos y de una mayor oferta del ingrediente clave utilizado en los packs de baterías.
Hoy los precios del litio están al mismo nivel que el año 2021, cuando alcanzaron los 42.600 dólares por tonelada luego de haber protagonizado un verdadero rally desde niveles de 15.000 dólares a mediados de ese año.
Vale recordar que el boom del litio, en términos de precios, se inició en 2021 ya que comenzó el año en torno a los 10.000 dólares trepó a 15.000 a fines del primer trimestre y se mantuvo hasta mediados del tercer trimestre cuando pegó un salto, primero hasta los 30.000 dólares a comienzos del cuarto trimestre y después hasta los 42.600 dólares al cierre del año.
Pero el año pasado fue el verdadero boom de precios cuando se vieron valores de 78.000 dólares a fines del primer trimestre, luego hubo una transición que lo llevó a deambular en los 70.000 dólares por varios meses para retomar en el cuarto trimestre del 2022 una verdadera fiebre de precios llegando a máximos de casi 85.000 dólares. Desde ahí fue todo barranca abajo, hasta volver a los 42.600 dólares.
Empresas
Uranium One Group Jsc de Rusia y Citic Guoan de China, se sumaron al consorcio chino Catl Brunp & CMOC (CBC), la que realizará una inversión superior a los 1.083 millones de dólares, en salares de Coipasa y Pastos Grandes. Mientras las últimas en firmar convenios para explotar e industrializar el litio en los salares de Pastos Grandes y Uyuni Norte, ambos en el Departamento de Potosí, anunciaron inversiones de 1.400 millones.
Entre tanto, la Planta Industrial de Carbonato de Litio ya tiene un avance importante y se estima que ingresará en operaciones a finales de la presente gestión. Se prevé que producirá 15.000 toneladas métricas (TM) por año cuando alcance su capacidad máxima.
PIE DE FOTO
Foto abi
Renta de gas va cayendo y ahora apuntan al litio
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