sábado, julio 27, 2024
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Hecho similar no existe

Bolivia está a punto de celebrar el bicentenario de su fundación. Qué mejor ocasión para resaltar ciertos cambios que sacudieron la estructura socio-económica y político-cultural del país, en el curso del proceso republicano.
Es difícil, pero no imposible, que surjan, a estas alturas de la historia, ciudadanos de la talla de quienes protagonizaron la revolución nacional, considerada trascendental, luego de los acontecimientos de 1825. Hombres y mujeres, imbuidos de un profundo sentimiento de bolivianidad, contribuyeron con su esfuerzo al cambio que tanto se anhelaba, para edificar una Nueva Bolivia. Con mentalidad de servicio a los sectores desposeídos y a los supremos intereses de la Patria. Con una visión constructiva, hacia un futuro mejor. Al margen de intereses particulares, muy apegados a los intereses colectivos. De esa manera pasaron a la historia aquellos que fueron parte de la pléyade de nacionalistas.
Ellos sí hicieron transformaciones irreversibles, registradas en la memoria histórica, como las conquistas relevantes del Siglo XX. Escucharon la inquietud popular y dieron prioridad a los intereses nacionales. Otro hecho similar no existe, ni existirá en el proceso bicentenario de Bolivia.
“La Revolución Boliviana, debió tomar en cuenta todos estos factores. Así transformó la estructura feudal del agro, nacionalizó las grandes empresas mineras y posibilitó el desarrollo industrial mediante códigos permisibles al libre juego de las fuerzas económicas, cuidando de no interferir el avance del movimiento de liberación y la consolidación de sus conquistas”, sostuvo un pensador comprometido, en su momento, con esa corriente (1).
“La Revolución del 52 marca el inicio de una nueva etapa económica en el país, a la que llamamos Estatismo Nacionalista; nacionalizó las minas, distribuyó las tierras entre los campesinos y creó empresas del Estado. El nacionalismo revolucionario duró del año 1952 hasta 1985, estamos hablando de 33 años”, aclaró otro intelectual, ajeno a ese sector (2).
Transformaciones que ni las dictaduras se animaron a revertir, sino que buscaron profundizarlas, apelando a otros denominativos. Los logros revolucionarios, por lo visto, sirvieron de pautas para que promuevan diversos proyectos en el agro, las minas y ciudades.
Abundaron, por lo demás, los “pigmeos” que trataron de crecer, emulando las acciones de aquellos hombres y mujeres que se entregaron de lleno a la causa revolucionaria. Allí están quienes apostaron a la transformación, con falsas promesas e ideologías sesgadas. Aprovecharon la ingenuidad de la gente para sus propósitos mezquinos. No hicieron historia, porque todo fue un fiasco. Trabajaron en función solo de apetitos personales.
En suma: “dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Son palabras sabias.

NOTAS
(1) “Abril” – Revista Política. Talleres de Empresa Industrial Gráfica E. Burillo, La Paz – Bolivia, 20 de enero de 1964. Pág. 61.
(2) “Revista de Análisis” – Reflexiones sobre la Coyuntura. La Paz, Bolivia, 2008; Año 2 y Número 3. Pág. 6.

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