Freddy Villca Vasquez
La violencia física no es la única que causa daños en los seres humanos, el maltrato psicológico también es dañino y traumático. Lo peor es que muchas veces el agresor y la víctima no logran tomar conciencia de estar viviéndola. Muchas veces la víctima considera que es una situación que se podrá revertir o que no es realmente importante en comparación, por ejemplo, con los golpes.
La violencia psicológica en el ámbito familiar es aquella agresión verbal de cualquier tipo hacia el cónyuge o los hijos. Principalmente se presenta en forma de descalificaciones y menosprecio hacia el otro/a. Además, independientemente de quien esté viviendo este tipo de maltrato psicológico, quien lo sufre suele, por ejemplo, deprimirse, andar estresado y, sobre todo, normaliza la situación.
A nivel de Latinoamérica, analizando datos, tal violencia se ha convertido en un problema social, no solo por las secuelas que ésta deja en el interior de las familias, sino sobre todo en el desarrollo social y humano de los futuros adultos. La violencia puede ser prevenida y evitada antes de la conformación de un núcleo familiar.
En otros países, como México, donde hechos de violencia terminan con las vidas de las víctimas, muchas de las organizaciones internacionales que trabajan con esta problemática social han respaldado y fomentado la creación de un violentómetro, “mecanismo para medir la violencia en etapa de enamoramiento”, como una de las políticas públicas implementadas en colegios, universidades y barrios. Que tiene la finalidad de que adolescentes, además de sus progenitores, identifiquen a tiempo actitudes de violencia, a fin de prevenir el relacionamiento con personas que generen riesgo o que las mismas puedan demandar una atención psicológica, mucho antes de que cometan delito al tratar de consolidar una familia.
Por ello The Trust for the Americas, de la Organización de Estados Americanos (OEA), apoyado por uno de sus programas emblemáticos, el proyecto VIVE, distribuyeron el «Manual de Prevención de la Violencia contra niñas y mujeres», una guía práctica que permite identificar cuándo son víctimas de violencia de género y qué acciones pueden tomar para revertir la situación o salir de situaciones violentas. Muchas veces la violencia surge en los espacios más cercanos, es decir, la propia casa o familia. Así, en México, 43.9% de las mujeres que afirmaron haber vivido violencia, fueron atacadas por su propia pareja.
En el caso boliviano, tanto los gobiernos municipales como las gobernaciones cuentan con presupuesto que debe ser destinado a atender los casos de violencia intrafamiliar y dar Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM). Por eso debieran aplicar políticas públicas que permitan prevenir la violencia y para ello primero se debería conocer los rasgos esenciales de una persona violenta, antes de que la pareja decida conformar un núcleo familiar.
En tanto que la Policía Boliviana es una instancia que está destinada a atender las denuncias reportadas. Según datos estadísticos, en la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), la violencia intrafamiliar y doméstica ocupa los primeros niveles de enero al cinco de junio, con 15.579 denuncias en 2022 y este año con 13.548 casos atendidos. Los departamentos con más casos llegan a ser: Santa Cruz con 4.907 casos, La Paz con 3.224 y Cochabamba con 2.171 denuncias. Los casos de violencia pueden ser prevenidos si las instancias mencionadas incluyeran una política pública de aplicar el violentómetro y evitar la conformación de familias con parejas violentas.