Son muy conocidas las opiniones que sobre la política han emitido pensadores de todos los tiempos. Los denominados Sabios de Grecia, filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Cleóbulo, Epicuro, Periandro, Solón y otros de épocas posteriores, como Maquiavelo, Dante, Víctor Hugo, Montesquieu, Tolstoi, Tagore, Clarke, Hölderlin, Descartes, Locke y Comte, entre muchos otros, también han comentado sobre el tema.
Y todos esos intelectuales han coincidido en que la política es una actividad de servicio hacia el denominado Pueblo, la misma que debería ser conducida por los ciudadanos de mayor capacidad intelectual, honradez, templanza, sensatez, veracidad, nobleza de sentimientos, fidelidad y otras virtudes. Algunos de ellos sugirieron, inclusive, que ciudadanos de escasa capacidad intelectual y sin valores morales, no deberían dedicarse a la política y tampoco ser nominados (a dedo) en altos cargos en los poderes de un Estado ni de la administración pública.
Y acercándonos a nuestros tiempos, desde épocas de la juventud, fuimos impresionados por comentarios de dos conocidos escritores: Raúl Salmón de la Barra, boliviano; y José María Vargas Vila, colombiano.
RAÚL SALMÓN
Comunicador social (fallecido en 1990), escritor y autor de más de medio centenar de obras costumbristas e históricas de teatro, tenía estos conceptos: en sus comentarios radiales entre 1960 y 1970 más o menos, casi no utilizaba la palabra “política”. Repetía permanente y burlonamente el término “politiquería” con el añadido de “politiqueros” a muchos personajes de esa época. Y más de una vez le escuchamos repetir en su emisora “Nueva América” el calificativo realmente despectivo de “politicastros”. Sus razones tendría el recordado y admirado escritor, cuyo nombre llevan hoy una calle y un teatro en las ciudades de La Paz y El Alto.
VARGAS VILA
En un centenario libro del celebrado y amargo escritor José María de la Concepción Apolinar Vargas Vila (1860-1933), encontramos estos conceptos en boca de uno de sus personajes de novela: “¿La política? Yo no la amo: la desprecio. Ciencia corrompida y corruptora… mercado de almas, feria vil de conciencias, escenario del engaño donde el cinismo es todo y el mérito es nada, madre de los audaces y de los nulos, maldita ciencia del manejo de los hombres…”.
Los que no nos dedicamos a la política, necesariamente nos ponemos a meditar y reflexionar sobre los mencionados criterios.
¿Tuvo razón Raúl Salmón cuando afirmaba, muy seguro de sí mismo, que en Bolivia predominaba la politiquería?
¿Y qué comentario nos merecen los conceptos de Vargas Vila cuando afirmaba que la política es “corrompida, corruptora, feria de conciencias, escenario del engaño” y otros calificativos despectivos?
CONCLUSIONES
Después de leer y conocer tanta cantidad de opiniones respecto a la política, piense el amable lector, analice y razone sobre el tema, porque en el sistema democrático, el pensamiento y la opinión son libres (por lo menos en teoría).
– ¿Es, como algún intelectual de los mencionados afirma, que la política es el arte de obtener el voto de los pobres con el anzuelo de protegerlos de los ricos?
– ¿Los políticos de antes y de hoy expresan verdades públicamente?
– ¿Son los más capacitados intelectualmente los ciudadanos que ocupan puestos en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial? Esto porque no, no, señor, no todos somos iguales. Un escritor dijo que todos somos iguales sólo cuando nacemos.
– ¿Tienen una misma opinión cuando son opositores y cuando llegan al gobierno?
– ¿No se cambian de camiseta una vez instalados en el Legislativo (sólo para levantar las manos)?
– ¿Es evidente que suben al Poder como ciudadanos sencillos, sin un peso en el bolsillo (y sólo con un cochecito sin motor) y de la noche a la mañana aparecen como “nuevos ricos”?
OTROSÍ
Sobre el tema hay mucho, muchísimo más que comentar, pero por hoy basta.
El autor es dibujante, escritor y periodista.