Jhonny Vargas
El fenómeno de la derechización de un país, no es algo nuevo, lo cierto es que se advierte una notoria derechización de la sociedad boliviana. El electorado boliviano está corriéndose claramente hacia la derecha, pero la pregunta clave de todo este fenómeno político es ¿derechización o crisis política? Frente a la desilusión política que representa el MAS, se advierte que el péndulo político está empezando a cambiar de dirección.
La crisis de representación política y la derechización de la sociedad boliviana son dos caras de la misma moneda. Con el paso del tiempo en Bolivia, lo advierto, habrá un desplazamiento ideológico, de una buena parte de la dirigencia política y de la oferta política de los partidos políticos. Este fenómeno ahora lo estamos viendo en la Argentina con el candidato Milei, lo vimos con Bolsonaro en el Brasil y Trump en los Estados Unidos.
Pero, cuáles son las causas de este fenómeno por el que está atravesando, sin darse cuenta, la sociedad boliviana: la influencia de la corrupción, el contrabando, el narcotráfico y el avasallamiento de tierras, cada vez van socavando la estabilidad del gobierno. Nuestro país está al abrigo de la tiranía y la conducta licenciosa, con una anarquía completa. Vivimos en Bolivia una especie de somnolencia administrativa. Últimamente, estoy completamente sorprendido por la debilidad de esta inmensa máquina gubernamental, departamental y municipal, que hoy se encuentran reducidas a la impotencia, porque la crisis económica está haciendo efecto en la gestión pública. Los recortes presupuestarios, la falta de ingresos frescos a las arcas del Estado, la disminución de la transferencia de recursos a las regiones es un hecho que el gobierno trata de ocultar, de una u otra manera, pero la gente siente cada vez menos circulante económico.
El castigo electoral será grande, nadie escapa a la venganza del pueblo, los vicios de los gobernantes bolivianos y la dejadez de los gobernados, no tardarán en conducirnos a la ruina. Y el pueblo, cansado de sus representantes y de sí mismo, buscará nuevas opciones o creará instituciones más libres o volverá muy pronto a los pies de un solo amo, de un solo caudillo, bárbaro o letrado, esa es la historia de Bolivia.
Al MAS, el más ligero reproche le hiere, la menor verdad picante le asusta. El MAS no acepta críticas, solo quiere alabanzas huecas y toscas. En 2025 el MAS perderá las elecciones generales, está tan emborrachado con sus pasiones y tan enfocado en sus peleas internas, que ha perdido la perspectiva.
Lo público es lo que todos pueden ver: Gobierno sin gestión, sin recursos, asambleas legislativas sin legislar ni fiscalizar, autoridades judiciales débiles y envilecidas, un Órgano Electoral sumiso, el crimen impune en las calles, violaciones y feminicidios a la orden del día, la APDHB tomada por órdenes gubernamentales, nuestras libertades constitucionales atropelladas, la moral del pueblo corrompida, ni Constitución ni Gobierno ni justicia.
Sobre la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, rotas las normas, se ha levantado la más alta montaña de malignas figuras, todas esconden fines ocultos, detrás de fingidas caretas, con todos estos argumentos y otros la derechización del país, es un hecho. En política todo es posible, aunque los más recalcitrantes defensores de la izquierda boliviana, consideren que este fenómeno es imposible, porque para ellos no se puede explicar la Historia del Bolivia sin comprender la historia del instrumento político. Lo cierto es que Bolivia existió mucho más antes que un partido político y su idea plurinacional de país.
Descontento es lo que existe, hacia el Gobierno. El pueblo debe quejarse por esta situación. Habiéndose revelado a los culpables, el pueblo está furioso por esta falta de respeto a la ley e instituciones de este país. El pueblo debe defender a sus instituciones, aunque éstas se encuentren en una severa crisis y un ocaso muestre su administración pública.
Este grado puramente cómico al cual hemos llegado, no tiene otro objetivo que desmoralizar e infundir la duda y el temor a todo el pueblo boliviano. Pero este pueblo es más inteligente que sus gobernantes, en su debido momento impulsará el verdadero cambio, se hará dueño de su destino, de sus propios recursos, a fin de aprovecharlos en beneficio de las futuras generaciones.
La nueva Bolivia debe nacer de los claustros universitarios, de la conciencia de los vecinos. Nuestro país necesita una conducción política particularmente lúcida, basta de que la oposición política sufra la historia y no la haga, primero tiene que adquirir conciencia para luego rebelarse ante el poder. El objetivo de la guerra política es el poder, no es ser oposición por oposición. En la guerra política se descubre uno políticamente, si no se plantea en esos términos, de toma del poder, la oposición no sirve ni siquiera como oposición. Una oposición sin líder visible hasta ahora no tienta, ni seduce al electorado y el oficialismo trabaja de la mano con el Órgano Electoral Plurinacional, para conseguir de hecho la fabulosa recompensa de su labor.
Bolivia debe tener una mirada política, es el tiempo de la regeneración, nuestro país cambia cada 20 años. El pueblo mira hacia otro lado, hacia la derecha, pues la izquierda le ha mentido, le ha traicionado y lo que existe en la oposición es miopía política, mientras el gobierno da muchas señales de agotamiento. Estaba escrito, el MAS ya no goza de la confianza del pueblo, ha perdido el poder moral y quiere tapar el sol con un dedo a través de la cuestión mediática.
“No queremos ver los mismos rostros de siempre, no queremos escuchar los mismos intereses encubiertos de siempre, los que están y no quieren dejar el poder y los que utilizan el poder para conservar el poder y esto es el reflejo de la crisis de representatividad política y un giro hacia la derechización del país”.
Bolivia necesita un giro en la situación política y esto solo se hará realidad si existe regeneración política. Un renacimiento político en el país.
Jhonny Vargas es Politólogo.